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Informe especial

Wuhan, origen del sueño argentino en el Mundial y del Covid 19

14:23 09/04/2020 | La ciudad china fue donde comenzó Argentina su camino en el Mundial 2019, para convertirse 4 meses después en el infierno que desembocó en una crisis global.

Roberto Martín en el centro de Wuhan, una ciudad súper moderna que, al mismo tiempo, conserva costumbres antiguas que provocaron el desastre
La primera reflexión asociada con Wuhan y la pandemia que afecta a todo el planeta es que, si la misma se hubiese producido durante el Mundial de Básquet celebrado allí a fines de agosto y principios de setiembre de 2019, el contagio habría sido muchísimo mayor y con niveles incalculables para toda la humanidad. Es simple, durante la cita mundialista hubo un gran despliegue de personas, entre jugadores, entrenadores, árbitros, dirigentes, público y periodistas. Mejor no imaginar qué hubiese pasado. 
 
Para los que tuvimos la fortuna de vivir la Copa del Mundo como enviados, y sobre todo los que seguimos de cerca a la selección argentina, Wuhan fue el punto de partida para desarrollar nuestro trabajo. Y por eso, también fue la primera ciudad que nos tocó descubrir en toda su magnitud, y sobre todo en la que nos tocó adaptarnos a las costumbres del país asiático, tan diferentes al mundo occidental en el que vivimos.
 
Debido a su extensión, dado que es la unión de tres ciudades separadas por dos ríos, Wuhan sorprende desde lo alto, mucho antes de que el avión llegue a aterrizar. Sucede que estamos hablando de un centro financiero, económico, comercial, cultural, educativo y también político, con una gran cantidad de empresas extranjeras que lo utilizan como epicentro, siendo Francia la que aglutina la mayor cantidad con un 30% de presencia en el lugar en relación al resto del mundo.
 
En mi caso particular, lo primero que me sorprendió, y gratamente, fue neutralizar la barrera idiomática, aun cuando menos del 10% de la población habla inglés. Fue muy simple encontrar jóvenes predispuestos a solucionar los problemas, o en mi caso permitirme llegar a destino, es decir al hotel que tenía reservado, cuando la lectura del mapa de Wuhan se convirtió en un auténtico laberinto.
 
La limpieza fue otro rasgo distintivo e impactante, especialmente en las calles donde confluyen miles de personas que en su mayoría utilizan los cestos de residuos. Lo interesante es que para aquellos que no respetan las buenas costumbres, hay personal del municipio que se encarga de recolectar la basura para mantener el orden. Y eso mismo sucede en los trenes. Particularmente me dio sana envidia viajar en un metro sumamente pulcro.
 
Las medidas de seguridad parten desde algo lógico y habitual, hasta llegar a cierta exageración. Pero es algo que no solo me tocó vivir en Wuhan. Es propio de la forma de gobierno de China, partiendo desde el control que le hacen a sus propios habitantes, hasta los millones de turistas que llegan al país todos los años. Mi mochila conteniendo la notebook recorrió infinidad de cintas y scanners, entre aeropuertos, estaciones de trenes, subtes e incluso en algunos de los hoteles donde me alojé.
 
No obstante, y a diferencia de Shanghai, donde me sentí un poco más occidental por la diversidad de sus habitantes, aunque solo estuve pocas horas en dos ocasiones, Wuhan me generó mucha seguridad. No tuve temor de adentrarme en sus calles, de empaparme de su cultura y sus hábitos, de sus costumbres e idiosincrasia. Salir del hotel por la mañana a ver las prácticas de la selección, volver al hotel, dar un paseo cuando el escaso tiempo me lo permitió, y retornar al estadio para cubrir el partido. Ni aun regresando de noche y tomando el último subte me sentí inseguro.
 
Sin embargo, el gran problema que apenas logré superar fue la comida, y justamente el que guarda cierta relación con la teoría más firme sobre el origen del coronavirus, el que tuvo epicentro justamente en el Mercado de Wuhan, un mercado de animales donde el virus dio el salto para infectar los humanos.

La gastronomía china ofrece un menú de altísima variedad, repleto de sabores y colores. No obstante, no es algo simple de tolerar. La extrema necesidad de condimentar las comidas es un obstáculo importante. El picante está presente en todo, y desde el comienzo del día. Arroz, pastas, pollo y verduras estaban aderezados con una salsa picante que hacía imposible digerirlos.

 
En los puestos de comida callejera sucedía lo mismo, pero solo me limité a observar. Lo interesante es que en ciertos barrios, no importa la hora, hay gente cocinando en la vereda, sentada en un banco y a la intemperie, y gente consumiendo alrededor. Lo negativo, es que en esos casos no existe el cuidado de la cadena de frío.
 
Video gentileza del colega Gustavo Farías de Córdoba

 
Recorriendo los patios de gastronomía diurnos encontré comidas para todos los gustos, entre los que se destacan la carne de cerdo, pollo, mariscos y ranas, que son ubicados en fuentes de aluminio a la vista de todos, incluso en algunos casos exponiéndolos a las altas temperaturas. También divisé varios caldos, entre ellos la sopa de tortuga que los chinos consideran un auténtico manjar. 
 
Para finalizar no quiero dejar de destacar otro aspecto positivo como es la organización, donde el subte ocupa un lugar preferencial. Debido a la gran extensión de Wuhan, el subterráneo une a los tres municipios que están separados por los ríos Yangtsé y Han. Sin embargo, la red ferroviaria es relativamente nueva, dado que la primera vía se construyó entre diciembre de 2000 y julio de 2004 con apenas 10 kilómetros. Esa cantidad aumentó considerablemente hasta llegar a más de 300 en la actualidad, con 216 estaciones altamente equipadas, limpias, sumamente estéticas, y con lecturas ágiles y entendibles porque las señalizaciones se encuentran en chino e inglés.
 
Comprar el boleto por primera vez puede parecer complejo, pero es cuestión de práctica, dado que las máquinas expendedoras tienen instrucciones en ambos idiomas. Mientras los ciudadanos abonan por medio de su celular con un código QR (con la app WeChat, el equivalante a nuestro WhatsApp), los visitantes lo hacen en efectivo después de señalar el destino. Por el trabajo periodístico el metro fue el medio más utilizado.
 
Wuhan quedará para siempre en mis retinas, pero sobre todo en mi corazón. Más que nada porque fue descubrir un mundo nuevo y que honestamente no tenía prioridad en mi hoja de ruta, porque salvo por un evento deportivo, rara vez vuelvo al mismo lugar. Pude conocer una cultura milenaria, y que más allá de todas las diferencias logró fascinarme. Además, fue ahí donde la selección dio sus primeros pasos en un torneo que será inolvidable.
 
Roberto Martín (enviado especial a China)
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @robertofmartin
 
 

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