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Desde las 19.30 de este viernes, la primera edición de la AmeriCup (sucesora del clásico FIBA Américas) comienza a rodar en la ciudad colombiana de Medellín, con la disputa del Grupo A. México, Brasil, Puerto Rico y el local Colombia, intentarán terminar en el primer lugar y de esa forma, ganarse el pasaje a la Final Four de Córdoba.

A diferencia de las otras zonas, que al menos en la previa parecen tener uno o a lo sumo dos candidatos muy marcados, en este caso la paridad con la que arrancan los seleccionados es importante. ¿Está Colombia un escalón por debajo de los otros tres? Es probable, pero al equipo que jugó en Salta se le sumaron piezas claves como el internacional Juan Palacios, el tirador NCAA Braian Angola y otro pivote que juega en el básquet universitario de los Estados Unidos, como Hanner Mosquera Perea. Y vale recordar que aún sin ellos, en el Súper 4 batallaron contra Brasil y estuvieron muy cerca de sorprender a Uruguay (caída por 76-74).

Los colombianos tienen además la ventaja de ser local, contando con el apoyo de su público en la húmeda y calurosa Medellín. Este marca su debut en esta clase de torneos y para él, han reunido a probablemente el mejor plantel de los últimos años. Además de Palacios (hará su esperado debut con el seleccionado), tienen jóvenes de calidad y buen rodaje en la NCAA (Angola, Trocha y Mosquera), además de la experiencia de Stalin Ortiz y Michael Jackson, quienes tendrán que mejorar su nivel con respecto a lo mostrado en Salta.

Más allá de esto, por nombres propios está claro que los otros tres equipos del grupo parecen contar con una ventaja. En ese sentido, habrá que prestarle mucha atención a lo que pueda hacer Brasil. Y no precisamente porque haya dejado buenas sensaciones en sus amistosos, sino más bien todo lo contrario. Los de Guidetti tienen un plantel 100% renovado (no juega ninguno de los que estuvo en Río), que todavía está buscando identidad y roles definidos (¿quién será su estrella?). Durante su paso por Argentina mostraron sus virtudes (mucha altura, sobre todo) pero también claras deficiencias a la hora de la fluidez ofensiva y una poco común carencia de anotadores.

Brasil viene de dos experiencias muy negativas en los últimos dos FIBA Américas, en los que quedó eliminado en primera ronda con un récord combinado de apenas un triunfo en ocho presentaciones. En ambos casos los sudamericanos llevaron un equipo de segundo orden, algo que volvieron a repetir en este caso. ¿Tendrán resultados diferentes?

A la hora de favoritos de la zona, no podemos dejar de hablar de México, campeón en el 2013 y semifinalista en el 2015. Es cierto: le falta su gran capitán (Gustavo Ayón) y sin él, todo parece desdibujarse. A su vez, tampoco están otros habitués de estos años como Orlando Méndez, Paul Stoll, Pedro Meza o Juan Toscano, pero siguen piezas claves de aquellos planteles (Jorge Gutiérrez, Francisco Cruz, Héctor Hernández), mientras que recuperaron a un Lorenzo Mata que no pudo estar presente en el Preolímpico de hace dos años.

El antecedente más reciente de México sin Ayón no es el mejor: en el Repechaje Olímpico del 2016 tuvieron un equipo con algunas similitudes a este y los resultados no fueron los mejores, perdiendo ampliamente ante Grecia e Italia y superando con lo justo a Irán por 75-70. Aunque la calidad de rivales es ciertamente diferente, los de Valdeolmillos no solo tendrán desafíos basquetbolísticos, sino sobre todo anímicos... ¿cómo responderán sin su cacique?

Dentro de este panorama de incertidumbre, seguramente nadie tiene más interrogantes depositados en ellos que Puerto Rico, un equipo que tranquilamente puede arrancar la zona como el gran candidato, pero a la vez, no debería sorprender a nadie verlo lejos de esa lucha.

¿Por qué? Básicamente porque si bien tienen talento en su plantilla, se trata de jugadores sin demasiada experiencia en el baloncesto de selecciones y sobre todo, porque el ambiente que ha rodeado a los boricuas en estas semanas ha sido altamente negativo: renuncias, disputas personales, declaraciones cruzadas, amistosos cancelados. De hecho, los de Casiano llegan al torneo sin ningún partido disputado, algo que si bien puede jugarles a favor en el scouting de los rivales, también tiene grandes posibilidades de dañarlos.

Con todo esto en mente, arranca un Grupo A difícil de descifrar en la previa y que seguramente llegará hasta el último día con chances para varios. Todos tienen sus argumentos para ilusionarse con un lugar en Córdoba y serán cuestiones como la química colectiva y la seriedad con la que se afronte cada encuentro, las que terminen marcando una diferencia. Porque desde los nombres, todo aparece extremadamente parejo.

Los planteles: