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La temporada 2024-25 de los Phoenix Suns fue un papelón con todas las letras. Con el plantel más caro de la NBA y un Big 3 de lujo formado por Kevin Durant, Devin Booker y Bradley Beal, el equipo terminó con un triste récord de 36-46, quedando fuera incluso del Play-In. El dueño de la franquicia, Mat Ishbia, no esquivó responsabilidades: “Fue una temporada vergonzosa. Horrible. Ha sido un fracaso”, declaró sin filtro tras el cierre de campaña. Su mensaje fue claro: todos, desde los jugadores hasta los guardias del estadio, comparten la culpa.

Ishbia asumió públicamente que su gestión fue parte del problema. Tras invertir cerca de 4 mil millones de dólares en la compra de la franquicia en 2023, apostó por construir un equipo de fantasía, pero la falta de identidad y esfuerzo dentro de la cancha hundió las expectativas. Mike Budenholzer fue despedido tras apenas una temporada, y se espera que Kevin Durant sea el próximo en salir, buscando reestructurar una plantilla que no funcionó. Beal, con un contrato de más de 50 millones al año y bajo rendimiento, representa otro gran interrogante.

Sin embargo, en medio del caos, hay una pieza intocable: Devin Booker. El escolta de 28 años, con 10 temporadas en el desierto, es el único nombre que Ishbia blindó en sus declaraciones. “Es nuestro jugador franquicia. Ha hecho cosas increíbles y quiere lo mismo que nosotros: ganar un campeonato en Phoenix”, sostuvo el propietario, quien lo ve como el centro del nuevo proyecto. Esa decisión no solo es emocional, también responde a lo deportivo: Booker promedió 27.1 puntos esta temporada y sigue siendo uno de los mejores anotadores de la liga.

La reconstrucción no será fácil. Phoenix buscará un nuevo entrenador (el cuarto en cuatro años) y necesita recuperar identidad y química en un contexto que exige resultados urgentes. Ishbia prometió traer un equipo “con coraje, determinación y alegría”, cualidades que brillaron por su ausencia en esta campaña. Las palabras ya no alcanzan: después de dos años “ganando conferencias de prensa”, como él mismo admitió, el próximo paso será ganar partidos. Y devolverle a Booker la oportunidad real de competir por un anillo.