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El March Madness siempre fue una oportunidad clave para que los jóvenes talentos universitarios demostraran su nivel y aumentaran su valor de cara al Draft de la NBA. Aunque Cooper Flagg se mantuvo como el principal favorito, varios jugadores llegaron al torneo con la posibilidad de mejorar su posición. Entre ellos estuvo Derik Queen, el pivote de Maryland que combinó potencia física con agilidad para dominar la pintura, y Jeremiah Fears, el escolta de Oklahoma que, pese a su irregularidad, mostró capacidad para cambiar el ritmo de los partidos y brillar en momentos decisivos.

Kon Knueppel, alero de Duke, también entró en el radar por su precisión en el tiro de tres puntos y su fiabilidad en los tiros libres, cualidades que lo convirtieron en una pieza clave de su equipo. Otro caso destacado fue el de VJ Edgecombe, escolta de Baylor, quien se caracterizó por su explosividad en ataque y su intensidad en transición. Aunque su tiro exterior no fue del todo consistente, su evolución en la segunda mitad de la temporada lo ayudó a reforzar su candidatura como uno de los prospectos más interesantes del torneo.

Por último aparece Alex Condon, un pivote australiano de Florida, dejó su huella con su juego físico y su capacidad para leer el partido, atributos influenciados por su pasado en el rugby. Aunque su equipo basó gran parte de su ofensiva en el juego exterior, Condon supo aprovechar sus oportunidades, como lo demostró en su destacada actuación contra Alabama. Su desempeño en el torneo resultó clave para su posible ascenso en las predicciones del draft.