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No fue un año más para Miami Heat. Ni para Pat Riley. Ni para los jugadores. Ni para nadie. Pero para el Heat quizá fue un poco más especial, por no ser de los habitués a la fiesta grande desde que se fue LeBron James a Cleveland. Haber llegado a las finales en la burbuja de Orlando fue una sorpresa, y caer barridos 4-0 en la primera ronda ante Milwaukee ahora, también. 

En el caso de Miami, fueron demasiadas cosas juntas: la pandemia, el encierro (es una forma de decir), en Orlando, llegar a la final, descansar nada y empezar de nuevo, para completar 12 meses sin interrupciones al más alto nivel de exigencia físico y mental. 

""Hemos estado con esto por un tiempo, así que a donde miramos ahora primero es al descanso", dijo Riley, en su discurso anual sobre el estado del equipo que suele darse poco después de terminada la temporada. “Nuestros jugadores, nuestro personal, las personas que han estado aquí todos los días, todos los días, están más agotados mentalmente que físicamente. Y creo que solo necesitan descansar un par de semanas, un mes", agregó. 

El legendario exentrenador fue muy claro con su visión de lo que pasó: "Cada persona ligada a la organización o a la industria o a la familia de la NBA, tuvo un año desafiante en el sentido de no hacer las cosas como estaba habituado a hacerlo, sino como tenía que hacerlo. Pero como digo siempre, en la vida no importa qué es lo que te pasa, sino cómo te enfrentás a eso y cómo te adaptás, y aquí todo el mundo se tuvo que adaptar". 

Por último, se refirió a lo que viene: "Todos tendrán tiempo libre más que suficiente para recargar las baterías. Y luego, cuando regresemos, estoy seguro de que todavía habrá algunos protocolos COVID, pero no serán tan draconianos como antes. Veremos cuáles son, pero creo que estaremos enfocados cosas mejores y más grandes".