Latrell Sprewell: el particular ídolo de New York Knicks
21:45 08/09/2024 | Hoy está cumpliendo 54 años y hacemos un repaso de lo que fue su buena etapa en la Gran Manzana. Un jugador que enamoró a la fanaticada de Nueva York.
Si bien no hubo anillos, la década de los 90 para Nueva York fue buena e interesante, tenían un equipo contendiente que siempre tropezaba con la piedra Chicago Bulls, pero cuando Jordan decidió jugar al beisbol o bien retirarse, los Knicks se quedaron con el Este y arribaron a las finales. En la última, allá por 1999, su gran figura fue Latrell Sprewell, un jugador tan controversial como atrayente para el público, con pinta de duro y un básquet explosivo que era el maridaje ideal para la ciudad de las luces.
Tras malos años en la NBA y teniendo una conducta que no era la mejor aprecieron los Knicks en la vida de Sprewell que supo que era la última chance del tren NBA y se subió con todo, tras una temporada y media entera sin jugar llegó a New York para enmendar su nombre. El romance con el público de New York fue a primera vista, viniendo desde la banca, Sprewell aportó la energía necesaria para que los Knicks avancen a las Finales de la NBA en 1999 ante los Spurs.
Spree se transformó en un jugador carismático para la gente y él se sentía cómodo con ese papel, recuperando el terreno perdido y revirtiendo de a poco su imagen. En una franquicia donde la derrota era lo normal, el ex Warriors, junto a Alan Houston y Marcus Camby, entre otros, daban la identificación que el público quería, un equipo con agallas, peleador y con buen baloncesto a la vez.
Fueron dos temporadas de mucho éxito para New York, pero como son los Knicks todo es efímero y el instinto animal en Sprewell no era su aliado. Volvió a cometer actos de mala conducta o mejor dicho de dudosa conducta, puesto que un verano se presentó a entrenar con una fracturada producto de una pelea en su yate. Otra vez perdió la línea, nuevamente los problemas de afuera repercutieron adentro y el equipo ya no fue el mismo.
El éxito deportivo se fue marchitando y la franquicia optó por sacarse de encima a Sprewell y mandarlo a Minnesota donde le quedaría un capítulo más en su carrera. Pero ni el primero, ni el último serán como su historia en la gran Manzana, el Madison Square Garden lo adoptó como un hijo y en dos años de esplendor le rindió una idolatría que aún mantiene hasta el día de hoy.
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