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Desde la pasada temporada, donde Michael Malone sacó a Facundo Campazzo de la rotación llegaron una gran cantidad de críticas, más después de haber quedado afuera temprano en los playoffs. Sin embargo, el entrenador sostuvo sus ideas y el proyecto para llevar ahora a Denver a su primera final en la NBA.

Mike apostó a esperar la recuperación total de Jamal Murray y no forzó al canadiense la temporada pasada, al igual que a Michael Porter Jr. Así, logró tener a ambos sanos esta campaña y disfruta de grandes rendimientos en el momento más indicado. A partir de allí se ve un Big Three intenso, con Nikola Jokic a la cabeza, y donde todos los jugadores del equipo equipo tienen su momento para ser protagonistas.

Además, luego de dejar libre al argentino, traspasó a Will Barton y Monte Morris, dos históricos, por Kentavious Caldwell-Pope, un buen 3&D que sabe su lugar en el plantel y no quita la bola de las manos de las estrellas.

Por otro lado, fue el que llevó a Aaron Gordon y le permitió encontrar una regularidad que no lograba en Orlando, donde debía tener mayor protagonismo del que requería su juego. También apostó por Jeff Green, un comodín desde los titulares o la segunda unidad que rinde y aporta en la pintura.

A su vez, confió el liderazgo desde la base de la segunda unidad a un Bones Hyland que no dio lo que se esperaba en su segundo año. En el cierre del periodo de traspasos, decidió dejarlo ir a los Clippers y así potenció a Christian Braun desde la banca y le dio mayores responsabilidades a un Murray que explotó desde allí. También fue el que decidió apostar por un Bruce Brown que afirmó que no había tenido ofertas y un jugador que los Nuggets han sabido explotar a la perfección.

Después de una gran cantidad de críticas y de poner en duda su lugar en los Nuggets, Malone resistió y ahora se encuentra a las puertas de lograr su primer título como entrenador.