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LeBron James desde su desembarco en la NBA en 2003, se destacó. Comenzó a dominar la competencia y pasó a los Miami Heat, allí pudo plasmar su calidad y su jerarquía con títulos. Fue campeón de la mejor liga del planeta en 2011/12 y 2012/13, siendo elegido en ambas ocasiones como el MVP.

En su cuarta temporada en los Heat, la última antes de volver a Cleveland Cavaliers, lograron alcanzar la final por cuarta vez en fila pero antes, en la definición de la conferencia este, hubo un hecho poco usual, LeBron James no tuvo ni siquiera un partido normal, sino que su desempeño fue bajo y apenas aportó siete puntos, cuatro asistencias y dos rebotes en menos de 25 minutos, no solo eso, tuvo cinco faltas. El partido fue ganado por Indiana Pacers por 93-90.

James contó que al día siguiente en su casa, cuando se levantó, fue a la cocina y estaba su hijo mayor y antes de saludarlo le dijo: “¿Siete puntos y cinco faltas?” y se fue. LeBron, mientras su progenitor se iba, le contestó: “Más vale que te vayas de acá ya mismo”, pero Bronny volvió y le retrucó: “¿En serio solo siete puntos y cinco faltas?” y posteriormente concluyó: “Puedo hacer eso con los ojos cerrados”.

Luego de ese encuentro, James jugó 114 partidos de playoffs y en ninguno bajó de doble dígito en puntos, promediando casi un triple-doble.