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Está claro que las cosas que hace Ja Morant durante los partidos de Memphis Grizzlies suelen ser casi inverosímiles. Giros, saltos, mantenimiento en el aire, movimientos que no son normales o habituales en un jugador de básquet, mucho menos en una persona normal.

Los terrenales podríamos decir que Morant es un extraterrestre, un ser de otro planeta por las cosas que realiza y principalmente por los acrobáticos saltos que hace, con alturas imposibles de alcanzar. Pero para la NBA más que parecer un ser de otro planeta, parece que consigue un plus de energía consumiendo o ingiriendo sustancias o aditamentos prohibidos para la organización.

En lo que va de la temporada, algo así como tres meses y 40 partidos para los Grizzlies, a Ja Morant le tocó ir a siete controles antidoping. Una barbaridad. Es decir, uno cada cinco partidos, más o menos.

Pero lo más llamativo no es eso, sino que el convenio colectivo entre la NBA y el sindicato de jugadores establece que cada jugador podrá ser llamado a cuatro controles de antidoping en la temporada (dos en fase regular y dos en playoffs), todos al azar. Además, cuando no esté en competencia, podrá ser llamado hasta dos más. El bueno de Ja lleva siete en lo que va de la mitad de la temporada regular.