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La historia de Alvin Attles: el Warrior original

10:15 23/08/2024 | A los 87 años, falleció el primer ídolo de una franquicia acaudalada en leyendas. Ganó el anillo como entrenador y fue estuvo en el equipo por más de seis décadas.

Alvin Attles, falleció a los 87 años (Getty)

Alvin Attles, una de las figuras más icónicas en la historia de Golden State Warriors, falleció a los 87 años, dejando un legado incomparable en la NBA y en la comunidad de la Bahía de San Francisco. Attles dedicó más de 60 años de su vida a la franquicia, estableciendo un récord de longevidad que nadie ha igualado en la historia de la liga. Su vínculo con los Warriors comenzó en 1960 cuando se unió al equipo, entonces conocido como los Philadelphia Warriors, como un base de de 1.83. Apodado "El Destructor" por su estilo de juego agresivo y su habilidad para intimidar a los oponentes, Attles se convirtió rápidamente en una figura fundamental para el equipo.

Durante sus 11 temporadas como jugador, Attles se destacó no solo por su ferocidad defensiva, sino también por su capacidad de anotar cuando era necesario. Fue el segundo máximo anotador con 17 puntos en el histórico partido en el que Wilt Chamberlain anotó 100 puntos en 1962. Su relación con Chamberlain y otros grandes de la época cimentó su reputación como un compañero de equipo fiable y una fuerza en la cancha. Cuando la franquicia se trasladó a San Francisco en 1962, Attles continuó siendo un pilar en el equipo, demostrando su total compromiso.

Tras retirarse como jugador en 1971, Attles no se alejó del deporte que amaba. Asumió el cargo de entrenador asistente y, en 1970, se convirtió en el entrenador en jefe de los Warriors. Su liderazgo se materializó en el campeonato de la NBA de la temporada 1974-75, un logro histórico que marcó la primera vez que un entrenador afroamericano ganaba un título en la NBA. Bajo su tutela, los Warriors derrotaron a los Washington Bullets de Elvin Hayes y Wes Unseld en una sorprendente barrida de 4-0 en las Finales. Ese equipo campeón, que incluía a los futuros miembros del Salón de la Fama Rick Barry y Jamaal Wilkes, personificaba la visión y la capacidad de liderazgo de Attles.

La carrera de Attles como entrenador en jefe se extendió hasta 1983, durante la cual acumuló un récord de 557 victorias y 518 derrotas, llevando a los Warriors a seis apariciones en los playoffs. Después de dejar el puesto de entrenador, continuó influyendo en el futuro de la franquicia como gerente general. En esta capacidad, fue responsable de seleccionar a jugadores claves, incluyendo al legendario Chris Mullin en el draft de 1985. Attles también desempeñó roles como vicepresidente y embajador de la organización, siempre presente en la vida de los Warriors.

El impacto de Attles trasciende su tiempo en la cancha o en el banquillo. Fue honrado con el Premio John W. Bunn a la Trayectoria en 2014, un reconocimiento a su contribución duradera al baloncesto. En 2019, su legado fue inmortalizado con su inducción al Salón de la Fama del Baloncesto Naismith. La camiseta con su número 16 cuelga en las vigas del Chase Center, junto a las de otras leyendas como Wilt Chamberlain, Rick Barry y Chris Mullin, un recordatorio constante de su impacto en la franquicia.

Attles continuó siendo una presencia constante en los partidos de los Warriors hasta sus últimos días, asistiendo a los juegos y celebraciones de los recientes campeonatos del equipo liderado por Stephen Curry. Su legado como jugador, entrenador y mentor perdura, no solo en la historia de los Golden State Warriors, sino en el corazón de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y trabajar con él. La Bahía de San Francisco perdió a un ícono, pero su espíritu vivirá eternamente en la rica historia de los Warriors.

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