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Obviamente este informe se realiza, en parte, con el diario del lunes. Antes del comienzo de la historia, las opiniones eran muy distintas a hoy. Pero con lo que le viene pasando a Facundo Campazzo en Denver, las expresiones populares explotan: ¡que vuelva a Europa! Misma, o más contundente afirmación, surge con Gaby Deck. Y no tanta con Lea Bolmaro. El caso de Luca Vildoza es diferente, pero con puntos en común.

Analicemos caso por caso. El más importante es el de Campazzo. Facundo venía dominando España y también Europa en sus últimos 3 años con el Real Madrid. Su sueño de jugar en la NBA llegó al punto en el que era ahora o nunca. Y cuando tuvo la chance, pese a la contra económica, la tomó. El lugar era bueno, el equipo también... cerrraba todo. Incluso en su primer año tuvo muchos más minutos de los esperado por la lesión de Jamal Murray. Pero la NBA no es una secuencia siempre lógica. 

En esta segunda temporada, las cosas vienen mal pisadas. Y se ha formado un círculo vicioso. Facu no empezó teniendo tantos minutos, Malone encaró el año con un esquema posicional distinto, y llegó un rookie talentoso y descarado como Bones Hyland, que hoy es el apuntado, pero no el responsable, de lo que pasa con el argentino. Facundo está jugando sin confianza, y en la NBA la confianza, a veces, hay que encontrarla solo. No siempre los entrenadores se encargan de eso, porque tienen otras metas. Ganar, por ejemplo. 

Hoy Malone está encantado con Hyland, como en parte del año pasado lo estuvo con Facu. Las opciones son varias. Bancarse este mal momento y trabajar para conseguir de nuevo una oportunidad, esperar a ver si con la vuelta de Murray el panorama cambia, o irse. En el primer punto, es claro para Facu que no puede seguir siendo un cero a la izquierda ofensivamente. Si no cambia eso, no va a jugar ni en Denver ni en el peor equipo de la NBA. 

Que está capacitado para anotar quedó demostrado en toda su carrera. Que en la NBA es más difícil, también está probado. Que sin ser un gran tirador, podría ser mucho más agresivo con su tiro (en la NBA no le dan tanta importancia a los porcentajes, pero sí a los jugadores que no toman los tiros), no hay dudas. Es el momento del clic, porque si no, entonces sí deberá pensar en volver a un entorno como Europa, donde dominaba. ¿Se resignará sin pelear? Nunca fue su estilo. No es su forma de encarar las cosas. Jamás se rindió, y tuvo varios casos previos en donde podía haberlo hecho. 

El caso de Deck es más complejo. Gaby todavía no demostró poder jugar en la NBA. Los 10 partidos de fin de temporada en la 2020/21 no son para sacar demasiadas conclusiones, en un equipo que era muy malo y ya estaba fuera de todo. Para Deck hay varias cuestiones más difíciles que para Campazzo. Estados Unidos y la NBA le resultan más ajenos, la adaptación, por su carácter y por el idioma, también. La ciudad no ayuda, los compañeros y el DT, mucho tampoco... ¿Es la NBA el lugar para Deck? Seguramente, si estuviera en la franquicia adecuada, podría probarlo. Un lugar donde lo contengan más, donde haya algún latino o de habla hispana más cercano en las costumbres, o donde se juegue un básquet un poco más elaborado. Sí, ya sé, siempre que decimos eso pensamos en San Antonio. Pero hay otros. 

Lo que está claro es que no puede estar toda la temporada en esta situación. No formar parte de la rotación no le sirve de nada, aunque esté en la NBA. El tema es que aquí nadie tiene claro cuál es el plan de OKC ni de su entrenador. Y Deck no es Bolmaro, que empezó un ciclo programado con 20 años. Tiene 26 y una carrera ya hecha. En su caso, la opción de retornar a Europa no sería vista como un retroceso. Simplemente, como algo que pudo ser y no fue. 

Lo de Bolmaro es totalmente distinto. Si bien a muchos les hubiese gustado verlo un par de años más en el Barcelona, llegando a ser hombre importante del equipo, está claro que forma parte del plan de Minnesota a mediano plazo, y que está haciendo con él un trabajo a conciencia. No lo ignora. Si después se convierte en un jugador NBA con muchos minutos o no, dependerá de muchas cosas, pero hoy su situación es la mejor de los tres. 

El caso de Luca Vildoza es particular. Quizá, si no se hubiese lesionado, estaríamos hablando de una situación similar, pero la realidad es que, hasta que no se recupere de su lesión y vea si en la NBA tiene algún lugar, su futuro es incierto. Europa tampoco aparece en el horizonte con demasiada claridad, con lo cual con él hay que esperar definitivamente para ver qué pasa. En resumen, los 4 argentinos NBA que se esperaba disfrutar en nuestro país hace 6 meses, hoy viven una realidad muy diferente y conflictiva. De ellos, sobre todo, dependerá encontrar una salida satisfactoria.