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Demos la bienvenida a un nuevo campeón. Suspendamos por un momento la racionalidad y disfrutemos de conocer cómo llegaron a conseguirlo, que historias, personales y colectivas vivieron. Emocionémonos con los relatos de sus esfuerzos, las dificultades y los obstáculos dejados atrás, admiremos la capacidad de construcción para llegar conseguir lo que quieren los otros 29 equipos.

La resiliencia de Murray, que después de dos años de recuperación volvió a ser el super crack perimetral que asomaba en la burbuja, la adaptación en la espera para sostener todo de Malone, esperando que se complete la idea para ver si realmente eran lo que proyectaban, las operaciones de Calvin Booth para conseguir a las personas correctas para un objetivo de máxima. También como todas las cosas, cuando uno las hace bien, la fortuna lo acompaña, como que una selección de draft numero 41 se transforme en un 2 veces MVP y MVP de las Finales y sea la piedra filosofal (La piedra filosofal tiene, según los creyentes en la alquimia, propiedades extraordinarias que convierten a los metales vulgares en oro. Es también una metáfora del amor, que todo lo que abraza lo convierte en algo preciado). Gracias Google.

La gloria se consigue en equipo

Tener un líder como Nikola Jokic, un mejor jugador tan altruista y carismático por lo contrario a lo que vemos a diario en otras estrellas deportivas. Humildad, simpleza, carácter, sobriedad y dueño de una capacidad para jugar un basquetbol total, de hacer, como ya dijimos en esta columna, siempre lo que estamos pensando que hay que hacer, incluso mejorarlo con una creatividad sin límites.

En deportes colectivos, donde el espacio, el tiempo, y el engaño son los factores, este maravilloso jugador nos enseña que no se tiene que tener la mayor velocidad o potencia en tu atletismo para estar entre los mejores. Humaniza, nos acerca a los normales a creer que podemos hacer cosas increíbles con mas que musculo.

“Se puede dejar de correr, o dejar de entrar en juego durante largos minutos; lo único que no se puede dejar de hacer es de pensar.” Dijo Cesar Luís Menotti, pensar es lo que mejor hace esta super estrella inigualable, que rompió la barrera de los perimetrales increíbles de los últimos años para poner el ojo en los jugadores grandes otra vez, que solo ganaban MVP, pero si no eran acompañados por porta balones importantes no terminaban de llevar a sus equipos al máximo.

También la rompió en el partido de anoche. En contra de todas las tendencias que los analistas de estadísticas avanzadas buscan en la NBA para imponerse matemáticamente en el juego, ayudado por un Miami defensivo, Denver logró ganar sin triples y no frustrarse. Fue el único jugador con porcentaje en tiros de campo excelentes en una noche malísima para todos los que la jugaron en ese rubro.

Miami proponiendo y mostrando sus virtudes defensivas, no dejó tiro de tres puntos sin contestar, achato el partido al mínimo en conversiones. Pero sus malos porcentajes no lo dejo competir, algo que sus estrellas sufrieron durante toda la serie, también para dejarnos en claro que Denver es un equipo excelente que defiende, soporta la presión y la tensión de los momentos límites.

Los de Pat Riley fueron un gran oponente, basado en la investigación exhaustiva de talento tardío u olvidado, mezclado con disciplina, filosofía estoica y tal vez el mejor entrenador de la NBA; un digno rival al que no le alcanzo. Denver era y fue mejor equipo, pero nos deja enseñanzas, tal vez le falta una estrella más, pero apostar a jugadores no drafteados y llevarlos casi al cielo en una temporada puede hacer revisar la manera en que se scoutea, recluta y predice el futuro de los jugadores jóvenes.

Ni la zona ya molestó, no había triples, había un jugador que dejo de ir al poste alto, fue al vértice del tiro libre, sobrecargando o al poste bajo para pasar si era doblado, destruyo la confusión que Miami quería proponer, anotó y distribuyó como una usina, Jokic.

Pequeños retoques a este joven equipo campeón pueden dar inicio a una franquicia que haga historia.

Nuestra admiración viendo a Malone resolver, maniobrar estos años y estos playoffs para lograr que todo funcione, que el básquet y el juego los lleve lejos haciéndonos olvidar un rato de Erik Spoelstra. Porque Denver fue más, mucho más que Miami.

Salud al campeón, viva la NBA.