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La NBA, desde hace varios años, se convirtió en una organización que busca dominar el básquet mundial no solo dentro de la cancha sino también afuera. Hace tiempo viene desarrollando e impulsando distintas acciones y actividades con el objetivo de sumar cada vez más fanáticos fuera de Estados Unidos. Aprovechando las estrellas de distintos países, la liga estadounidense buscó crecer exponencialmente en esas latitudes. Con una fuerte presencia de argentinos en la NBA, Argentina no fue la excepción.

En 2005, dentro del programa “Básquetbol sin Fronteras” organizado por la NBA, un grupo de jugadores de la liga estadounidense llegó a Argentina para dar una clínica, reunirse con el entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner y visitar a un hospital, porque UNICEF también tenía un convenio con la organización de la competencia norteamericana. Los visitantes fueron: Eduardo Nájera (méxicano, de Denver Nuggets), el haitiano Samuel Dalembert (Philadelphia 76ers) y el nigeriano Dikembe Mutombo (Houston Rockets), además de las tres estrellas nacionales: Emanuel Ginóbili, Andrés Nocioni y Carlos Delfino.

La primera parte del programa se desarrolló dentro de lo previsto. El problema surgió cuando debieron ir al Hospital Profesor Alejandro Posadas, actividad prevista para después del almuerzo. En ese momento el personal estaba de paro pero la comitiva de la NBA se hizo presente, el plan era visitar los pacientes con enfermedades graves y hacer una campaña sobre la prevención del VIH. Pero las cosas no salieron como esperaban.

Los seis jugadores se dividieron en dos grupos para recorrer los distintos pasillos y si bien Chapu y Delfino ya habían sido campeones en Atenas 2004 y tenían carreras importantes, pasaron un poco desapercibido. Incluso Mutombo, pese a sus 2.18 metros. ¿Quién era el centro de atención? Claro, Manu Ginóbili. El evento se estaba transmitiendo en vivo entonces vecinos, otros pacientes, familiares de pacientes y fanáticos que vieron la noticia y pudieron llegar al lugar, se agolparon para tratar de conseguir una foto, un autógrafo o simplemente poder saludar al bahiense.

Si bien la actividad se pudo desarrollar casi en su totalidad, los jugadores encabezados por Manu, debieron ser encerrados en una salita del hospital hasta que llegue la policía. Les hicieron un cordón para que puedan salir del nosocomio para poder continuar con el cronograma previsto, aunque la salida también fue un poco caótica y en los pasillos del Posadas retumbaba la voz gruesa de Mutombo diciendo: “Esto es por tu culpa, Manu”. Y sí, tenía razón, la locura de los fanáticos por Ginóbili era un hecho.