Especial

El año que Atenas le pidió a sus jugadores que perdieran a propósito

19:45 16/01/2022 | Ocurrió en 1988. Eran otros tiempos y se vivían situaciones increíblemente folclóricas, como la que señala este título. La historia.

Atenas de 1988, con grandes nombres que tendrían carreras brillantes: Magnano, Milanesio, Campana, Osella, Filloy, por ejemplo (Foto Marcelo Figueras)

La Liga Nacional tiene 37 años de historia formal, pero muchos más de previa, tan interesante como la propia historia. Los que vivimos esa etapa, recordamos hoy con una sonrisa episodios que, para ser sinceros, no deberían haber ocurrido nunca, pero que formaban parte del folclore de entonces. Sin internet, celulares y poca TV, las anécdotas quedaban para los que las habían vivido y el boca a boca. No trascendían más allá. 

En esos primeros años, Atenas de Córdoba se convirtió, de repente, en un protagonista central de la Liga Nacional. Para los que no estaban al día con el básquetbol argentino en todo el país (la gran mayoría), era una sorpresa, pero los cordobeses demostraron rápido que se habían instalado ahí para quedarse, y lo demostraron de tal forma que al día de hoy siguen siendo, con comodidad, el club con más títulos de Liga. 

Sin embargo, Atenas se manejaba financieramente como un club de barrio, algo que siempre sostuvo ser. Atenas era manejado en ese entonces, por un grupo de dirigentes, que se alternaban en los cargos. Como en todo club de barrio. 

En esos años, en muchas ocasiones el dinero se juntaba por aportes personales, de conocidos, o de empresarios cercanos, con lo cual la economía era un tanto desordenada, cuando no 100% exclusiva de un mecenas, como era el caso de Carlos Caterbetti en San Andrés o los Rabbione en Olimpo. 

La cuestión es que Atenas, además, tenía tanta familiaridad con sus jugadores, que más de una vez les pagaba todo junto al final de la temporada. Ese 1988 había sido particularmente duro para la Argentina, con una hiperinflación monstruosa bajo el gobierno de Ricardo Alfonsín (387% anual), con lo cual, para la época de las finales (diciembre), la situación económica general del país era calamitosa. Peor que ahora, aunque usted no lo crea. 

Los jugadores de Atenas se preocupaban solo por jugar, y ganar, y a veces eso no coincidía con lo que el club más necesitaba, que era tener más partidos de local, para conseguir buenas recaudaciones. Los playoffs comenzaron mal, con el equipo barriendo 2-0 a Estudiantes de Bahía, pero las semis fueron mejores... para los dirigentes. Si bien se sufrió como nunca, vencieron 3-2 a Pacífico de Bahía, tras remontar la serie en Tres Arroyos, en una inolvidable serie marcada por la postergación del cuarto partido (Pacífico 2-1), por el levantamiento de Mohamed Alí Seineldín

La cuestión es que Atenas metió una gran recaudación en ese quinto partido, pero después el equipo arrancó 2-0 la final contra River. Los dirigentes no lo dudaron. Reunieron al plantel en el club y les fueron claritos, según recuerda Marcelo Nogueira en el libro 25 años de Liga Nacional, editado por Básquet Plus: "Muchachos, para que les podamos pagar la deuda necesitamos la recaudacion de un quinto parti...". No lo dejaron terminar. La leyenda dice que Donald Jones, el primer gran extranjero de la Liga Nacional, fue el que rápidamente se levantó y dijo "Ni en pedou". Y lo siguieron todos: los Milanesio, Campana, Filloy, Cerutti, Osella y compañía. Varios habían cobrado un mes de sueldo en todo el año. 

El partido 3, en Buenos Aires, fue una batalla. No solo adentro, sino afuera de la cancha. En River estaba el (mal) recordado He-Man, líder de la barra brava de fútbol, que generó una suspensión de 30 minutos en el partido, cuando el trámite era adverso para River, tirando varias botellas de gaseosa, llenas, a la cancha. Ninguna treta dio resultado. Atenas ganó 95-87, barrió 3-0 la final y no hubo quinto partido en Córdoba. 

En el mismo libro, Pichi Campana tiene una frase contundente sobre lo que vivieron en ese 1988: "Ese año, si perdíamos en las semifinales y después no ganábamos el titulo, Atenas desaparecia. Era así eh". Eso no ocurrió y Atenas construyó una historia llena de gloria.

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