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La carrera tiene un claro ganador anticipado. Salvo que la NBA se salte todas las sanciones históricas y le aplique una ejemplar, Anthony Edwards viene dejando en claro que no va a dejar de hablar pese a las continuas multas económicas que la liga le está colocando. 

La historia de esta temporada arrancó el 17 de noviembre, cuando le pusieron 35.000 dólares por un gesto en un partido contra Sacramento Kings. Estuvo un par de semanas tranquilo, hasta que el 9 de diciembre lo multaron con 25.000 más por vocabulario indebido ante los Warriors. 

Ahí empezó la seguidilla mayor. El 23 de diciembre fueron 75.000 los dólares que tuvo que sacar del bolsillo por criticar a los árbitros tras jugar contra otra vez contra Golden State. La sanción más alta llegó 6 días después, el 29, cuando le dieron 100.000 dólares a pagar por sus dichos en conferencia tras el triunfo ante Houston 113-112. 

Parecía que había aprendido, pero no fue así. Hoy, la NBA volvió a sancionarlo, esta vez con 50.000 dólares, por gestos obscenos a un árbitro en la derrota del sábado ante Memphis. En total, 285.000 dólares. Si tenemos en cuenta su salario de este año (42 millones), lo que perdió ni siquiera es el 1% de sus ingresos. ¿Seguirá en la misma o alguien logrará calmarlo? La mala campaña de los Wolves, con él como gran referente, evidentemente está haciendo efecto.