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Rudy Gobert alcanzó impensadas fronteras mediáticas en los últimos días por ser el primer jugador de la NBA en dar positivo por Coronavirus. Además, su error tocando los micrófonos unos partidos antes le valió el odio de muchas personas. Sin embargo, el francés es una personalidad querida en Estados Unidos y en todo el planeta del básquet. Su carrera está en vuelo y es considerado uno de los mejores defensores interiores de la liga. 

Para entender su presente hay que comprender su pasado y para eso hay que contar su historia, el relato de aquel chico de Francia que fue dando saltos sin parar hasta llegar a lo más alto de la NBA. Nacido en Saint-Quentin, Aisne, es el hijo de Corinne Gobert y Rudy Bourgarel, un exjugador profesional de básquet. Su padre fue un exitoso deportista que hasta se dio el lujo de defender los colores de su país en la época de 1980.

Inicios naturales

Su papá era profesional de la naranja, por lo que era lógico que su hijo también lo sea. O, al menos, que estuviera influenciado hacia esa disciplina. Sus primeros pasos los dio en JSC Saint-Quentin, uno de los equipos de su ciudad natal. Desde pequeño ya comenzó a sobresalir por encima de la media. Pero no por su talento, más bien por su altura. Con la pelota no tenía la habilidad de su padre. Era tosco y le costaba moverse. 

Sin embargo, nada de eso le importó a Rudy, quien siguió divirtiéndose con la redonda en sus manos. Todo cambió a partir de 2007, cuando Cholet Basket, la academia formadora de jugadores más importante de Francia, lo reclutó. Allí aprendió a usar su cuerpo y a desarrollar distintos fundamentos. Esto le permitió ser convocado al campeonato FIBA de Europa U18, adonde finalmente explotó. A lo largo del torneo, fue el goleador y el máximo reboteador del equipo. 

A partir del 2009, Gobert comenzó a jugar en el conjunto junior de Cholet Basket, y sólo pudo disputar un partido con la primera en la temporada 2010/11. En la campaña siguiente sí ya empezaría a despuntar su fuerza y agresividad, promediando 4.2 puntos y 3.6 rebotes en 29 juegos. Luego, en la 2012/13 se ganaría más minutos y demostraría que la liga le estaba quedando chica. Tuvo medias de 8.4 en puntos y 5.4 en rebotes. 

Rumbo a la NBA

Esa sensación de que necesitaba dar el siguiente paso se materializó al finiquitar la temporada 2012/13. La academia ya había hecho su trabajo. Gobert estaba listo para presentarse al Draft de la NBA. Así fue que el francés se declaró elegible en 2013 y puso rumbo a Estados Unidos para participar del NBA Draft Combine, en donde batió el récord de envergadura que poseía la prueba que se realiza todos los años a los jugadores más importantes. 

Los scouts quedaron sorprendidos con el francés pero nadie se animó a elegirlo. Esto no se aplicó a Denver Nuggets, que tomó el riesgo y lo seleccionó en el pick 27. Desafortunadamente, los de Colorado lo terminaron traspasando esa misma noche a Utah Jazz, el equipo que finalmente terminó quedándose con sus servicios. 

Su primera temporada en el continente americano fue discreta. Participó en 45 de los 82 partidos de Jazz e intercaló minutos en la NBA y en la G-League, aprendiendo el juego, las velocidades y todo lo que conlleva adaptarse a una nueva competencia. Lo mejor le esperaba en la campaña 2014/15, cuando Utah se decidió a ponerlo a tiempo completo en la primera. Récords de rebotes, dominio y explotación del potencial que se esperaba de él. Rudy Gobert lo había hecho de nuevo y por la puerta de atrás se labró un nombre en su segundo año en la liga. Tal fue su despotismo en la zona pintada que finalizó tercero en la votación del jugador más mejorado. 

Uno de los mejores defensores del mundo

Durante las campañas siguientes, Gobert fue mejorando paulatinamente sus prestaciones. Integró quintetos ideales de la liga y se quedó con el premio al defensor en las últimas dos temporadas. Ese premio es especial, y simboliza su aporte atrás. Ese hito también fue histórico, ningún jugador del Jazz lo conseguía desde 1989 (Mark Eaton). Además, fue elegido el jugador francés del año en 2019 y venía teniendo un sólido 2020, tanto a nivel colectivo como individual.

Su reputación se dañó cuando se conoció su episodio con los micrófonos hace unos días. Desafortunadamente también dio positivo por Coronavirus el miércoles y se encuentra en cuarentena. Pero nada ni nadie sabe el esfuerzo que Rudy debió hacer para llegar a la NBA. Superó las comparaciones con su padre, estuvo a la altura de las expectativas que le pusieron de pequeño y se convirtió en uno de los mejores defensores de la liga y el mundo. El proceso aún continúa. El camino es largo y todavía hay un vasto trecho. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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