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No vamos a llorar por los jugadores que se van porque somos conscientes de que es una situación esperable, lógica e imparable. Tenemos muchas cosas que nos gustaría que la Liga Nacional mejore o cambie, pero ninguna evitaría lo que está pasando, que tiene que ver con la economía pura y con un futuro cercano donde nuestro país no es un sitio confiable. 

Si bien es cierto que se han pasado muchas crisis, esta parece ser distinta en cuanto al básquetbol por varias cosas. Primero, se unieron dos crisis juntas, la económica previa y la generada por la pandemia. Batallar con una cuesta, con dos es paliza. El resto de los países, en general, están luchando solo contra la segunda. 

Después, las crisis de toda la historia de la Argentina provocaron que muchos jugadores fueran a buscar dólares al exterior. Normal y entendible. El tema es que casi nunca fue en América Latina. Alguna vez algo de Brasil, ocasionalmente algo de Chile. Ahora, esta coyuntura de doble crisis ha hecho que se despeguen muy arriba todas las competencias estables: México, Uruguay, Brasil. Y cualquiera de cualquier categoría de Europa. 

En este contexto, y a eso nos queríamos referir, el caso de Marcos Mata es distinto. Mata, a una semana de cumplir 34 años, no se va a una Liga cercana para volver y lo hace en una segunda división de Japón, donde seguramente, además de una diferencia económica, tendrá cosas importantes a esta altura: seguridad, estabilidad y una experiencia fantástica. 

Para la Liga Nacional será la pérdida más dolorosa. No importa qué otro jugador se vaya, a Mata es a uno de los poquísimos que no puede reemplazar. Es hoy el mayor campeón de la Liga en activo (7 títulos), símbolo del tetracampeón San Lorenzo, bicampeón de América y cara de la competencia. 

Los presupuestos que se imaginan para el 2020/21 hacen creer que retenerlo hubiese sido muy complicado, aunque si alguien podría haberlo hecho era San Lorenzo. Con lo cual, evidentemente Mata se va por más de un motivo. La Liga sobrevivirá, como lo hizo con cada crisis, pero sobrellevar la tempestad que se viene iba a ser más fácil con Mata arriba del barco. Se lo va a extrañar cuando se ponga bravo.