NBA Finals 2018

Transgresión desde la distancia

20:23 05/06/2018 | Un artículo sobre los cambios que ha producido en el juego el acierto de en el tiro de tres puntos desde 8 y 9 metros de Stephen Curry.

(Kyle Terada-USA TODAY Sports)
De entre todos los expertos en matar, los francotiradores siempre han disfrutado de mucho glamour. Quizá porque son casi indestructibles, se sitúan demasiado lejos como para contrarrestarlos y, cuando acabas en el centro de su mirilla telescópica, estás listo… Nada que hacer. La habilidad que los caracteriza, su aura, los convierte en protagonistas de películas taquilleras, de exitosas series, de libros ‘best seller’. Su arte para ejecutar, por fascinante, acaba por no ser ni justo. Pues bien, en la NBA tenemos uno. Uno que está cambiando el juego, el deporte que amamos, transgrediéndolo sin piedad mientras nosotros le reímos las gracias. La línea de tres puntos se inventó para algo, y todo el esquema defensivo de nuestro querido baloncesto se ciñe entorno a ese territorio peligroso desde donde el enemigo acecha para dar su golpe más mortal. Pero hablamos de embestidas de infantería, de Navy SEAL de tierra. Para los francotiradores no estábamos preparados. Ni los Cavs tampoco.
 
La defensa imposible
Kareem Abdul-Jabbar fue tan determinante que tuvieron que cambiar las reglas de la NCAA para que su dominio no acabase con la emoción del juego. A Wilt Chamberlain le pasó lo mismo en la NBA. Tan demoledores atacando el aro que hubo que prohibir los mates, al menos hasta que se ideó una estrategia mejor. ¿Y con Steph Curry que hacemos? Analicen un detalle: si las defensas con sus respectivas rotaciones de ayudas están diseñadas para proteger el aro desde la línea de tres puntos, para poder llegar en carrera (recuperando tras ayudar) a puntear los tiros una vez se defiende el ‘pick and roll’ central o a 45 grados… ¿Qué ocurre si el ataque para el disparo mortal comienza a nueve metros o más de la canasta? Exacto, lo han adivinado: que no hay ayuda defensiva en este mundo que llegue a recuperar a su par. Los desajustes se concatenan.
 
Nuestro francotirador recibe el bloqueo de Draymond Green a nueve metros y medio porque no se le puede ‘flotar’ en defensa a esa distancia (‘no letal’ hasta su aparición). Si hay dos contra uno defensivo (‘trap’) Steph la suelta a la continuación de su polivalente ala-pívot… Hora de que llegue la rotación defensiva en ayuda desde el lado débil ¿Verdad? Sí, pero seguimos muy lejos del aro, cuando en situación normal Green estaría ya encarándolo. Un solo pase suyo a la esquina donde espera solísimo Kali Thompson convierte el partido en un concurso de triples sin oposición. No se puede llegar recuperando en carrera sobre el vuelo del balón: hay demasiada distancia. 
 
¿Y si no hay trap? Pues Curry aprovecha con su tiro la ventaja del bloqueo tanto si hay cambio automático de defensor (ataca a un par más lento) como si hay ‘flash’ del pívot rival (le basta medio segundo para armar el fusil) o genera penetraciones muy lejanas que piden a gritos ayudas… Que una vez más nunca podrán recuperar a su pareja de baile sonriente en la esquina para lanzar. Todo es distancia. Todo versa en su transgresión del juego. No es normal que alguien pueda ejecutar a un blanco desde un kilómetro. Como no lo es que tu rango de triple esté en nueve metros. Por eso los Cavs no pueden ganar. A no ser que la NBA invente alguna regla por el camino para ayudarles.
 
Alejandro Gómez (desde Cleveland, Ohio)
Especial para Básquet Plus
 

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