Historia

Richotti y el partido que nunca olvidará: el primer título de Peñarol en LNB

17:45 27/03/2020 | Reflotamos una sección que lleva a los viejos tiempos muchas veces, en general cargados de emociones y alegrías. Hoy, Marcelo Richotti recuerda la final en Pico donde Peñarol ganó la Liga en 1994.

Richotti con la Copa ante los hinchas (captura TV)
Dicen que las primeras veces son insuperables. Marcelo Richotti puede dar fe de ello y se le nota en los ojos la emoción al recordar las sensaciones que tuvo durante el quinto juego de la serie final de la Liga Nacional 93/94, en el Gigante de la Avenida, estadio de Independiente de General Pico. Los locales enfrentaban a un equipo de Peñarol que estaba predestinado a hacer historia. Tras batir el récord de victorias consecutivas en la temporada regular (17), los marplatenses llegaron a la final contra los pampeanos como favoritos gracias a la famosa deserción de Michael Wilson, lo que debilitó el juego de los rojos en la pintura. Tras el 3-0 inicial la historia amagaba con definirse rápido, pero luego vino la frustrada fiesta en el Superdomo de la Feliz y el primer título de la carrera del exbase de Pacífico se hacía rogar.

“A nosotros nos perjudicó todo el circo que se había armado en Mar del Plata alrededor del cuarto juego. Pero tomamos conciencia de que no queríamos alargar más la serie y fuimos convencidos de que la serie se terminaba en Pico”. Para explotar las falencias del equipo de Guzmán, Néstor García preparó una estrategia sencilla: jugar con un equipo alto y presionar contra el aro con Wallace Bryant, Sam Ivy (figura del quinto juego) y Diego Maggi. A pesar de su altura, Esteban De la Fuente era el escolta y Richotti el encargado de llevar la batuta del equipo. Siguió el esquema a muerte y le da el crédito al plan del entrenador.

“Nos costó mucho cambiar el estilo de juego en el medio de la temporada, pasar de ser un equipo con tiro externo muy confiable con Ariel (Bernardini) y Marcelo Vildoza a jugar con tres grandes, un básquet totalmente diferente, de correr menos, más control. Néstor tuvo mucho que ver en eso y trabajó mucho en mí para hacerme ver qué era lo que él pretendía, porque yo toda mi vida fui un base de juego rápido, de correr. Para salir campeón tuve que cambiar parte de lo que fue mi carrera deportiva”.

El quinto partido resultó en la cancha el reflejo de lo que García imaginó: Independiente nunca pudo encontrarle solución a la recarga de juego interior que le aplicaron Richotti y De la Fuente desde la mediacancha. Los grandes se encargaron del resto contra un Melvin Johnson demasiado liviano y sólo. En el primer tiempo ya ganaban 38-31 y con un parcial de 12-2 en el arranque del segundo la diferencia se estiró a 17 puntos. El resto fue un paseo memorable.

“Una vez que sacamos la diferencia, recuerdo que la sensación dentro de la cancha era de que no podíamos perder ese juego. Lo pensábamos antes del partido y durante el desarrollo nos fuimos dando cuenta de que ese era el destino. Hasta pudimos sacar algunos contraataques con Sam Ivy, cosa que no era habitual en ese equipo. Disfrutamos muchísimo ese segundo tiempo, nos adelantamos y sentíamos que ya éramos campeones”.

Y el momento sublime llegó. Sucatzky dejó de atacar con 25 segundos por jugar, el 70-84 del tanteador ya no se modificó y el festejo inundó la cancha mucho antes de que el reloj llegara a cero. Aún no existen las palabras para describir las sensaciones de ese momento, hasta entonces inédito en la carrera de Richotti. “Lo que más recuerdo es que antes de terminar ya me estaba abrazando con Néstor a un costado del banco. Es como que querés hacer todo a la vez y no podés. Querés festejar, querés salir corriendo, querés abrazar a todos, me quise subir al aro y sólo pude colgarme... son muchas cosas en el mismo momento que vos hacés sin pensar... es salir campeón después de diez años de liga”.

La ansiada Copa llegó a sus manos y no se la prestó a nadie. Mientras se sucedían las notas de la transmisión de Torneos y Competencias, se lo veía enamorado del trofeo que buscó desde los años de Pacífico. “Yo me acuerdo que alguien me la quiso sacar pasa saludarme o no se qué, pero le dije ‘no, ni loco me la vas a sacar, porque estuve esperando diez años para tenerla’. Después seguimos en el hotel: donde iba yo iba la Copa, Sentía que había logrado algo que me pertenecía”. La anécdota también está relacionada con el hotel: Richotti se había quedado con una de las redes pero se la olvidó en su habitación al irse a Mar del Plata. Los dueños (hinchas de Pico F.C.) se la mandaron a los pocos días.

“El título fue lo mejor que me pasó en mi carrera, sobre todo porque lo pude ganar con gente amiga, como Néstor (García) y Esteban (De la Fuente). Si tengo algún otro logro como ese, va a estar al lado, nunca podrá suplantarlo. Es así”.

 

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