Basquetplus.com

Posible rotación

Las caras nuevas

Nicolás Ferreyra: El base regresa al club marplatense, luego de pasar la 2016/17 entre Olímpico de La Banda e Hispano Americano. Aportará experiencia y conducción, ocupando la posición dejada vacante por Luca Vildoza. Tendrá una buena descarga a la hora de armar juego con la presencia de un 1/2 como Eric Flor.

Emiliano Basabe: El alero deja Argentino por primera vez en la Liga y tendrá un fuerte desafío en Quilmes. Hace tiempo que es uno de los mejores defensores perimetrales del torneo (sino el mejor), pero también le ha agregado una cuota goleadora que será fundamental para el equipo de Bianchelli. En la previa, es candidato a terminar siendo uno de los mejores fichajes del mercado.

Ricky Sánchez: Sánchez vuelve a una Liga que conoce muy bien, con pasos por Estudiantes de Bahía Blanca, Libertad de Sunchales y Regatas Corrientes. No viene de un buen año en la BSN boricua (7 puntos de media y 33% en triples), pero es un jugador que cuando está encendido, puede aportar mucho con su combinación de altura y tiro.

Omar Cantón: Otro de los que regresa a la Liga es Omar Cantón, quien disputó la 2016/17 entre Unión Atlética y Hebraica Macabi de Uruguay. Comparte algunas características con Sánchez, en el sentido de ser un jugador alto, pero con buena mano para el disparo externo. Junto con Ruiz, tratarán de traer puntos desde la segunda unidad.

El equipo

Luego de unos playoffs 2017 mágicos, en los que alcanzaron la final de la Conferencia Sur, Quilmes afronta esta nueva temporada con una columna vertebral similar (siguen seis jugadores y el entrenador), pero con algunos cambios importantes. El más significativo, claro está, pasa por la salida de Luca Vildoza, nuevo jugador del Baskonia español. ¿En quién estará ahora la llave del equipo? Todo indica que en manos de Eric Flor, quien luego de su excelente 2016/17 y experiencia con la selección Argentina, parece destinado a tener una muy buena Liga.

Lo interesante de este Quilmes es que mantiene una combinación de veteranía y juventud que le ha funcionado muy bien en el pasado. La mayoría de sus jugadores principales son jóvenes (Flor, Basabe, Basualdo), pero a su lado tienen el soporte de la experiencia y el aporte de Ruiz y Maciel, más la llegada de veteranos como Sánchez, Cantón y Ferreyra. La química conseguida en la pasada campaña fue una de las razones que explicaron su éxito y para eso, fueron tan necesarias las piernas frescas, como el liderazgo de los más grandes.

Ofensivamente, Quilmes tuvo una identidad muy marcada en la 2016/17 y todo indica que la repetirá este año: apostar a la velocidad, el contraataque y un ataque suelto, con cuatro o hasta cinco tiradores en cancha al mismo tiempo. Con los arribos de Sánchez y Cantón podrán potenciar este esquema abierto y generar espacios para la creación de los bases (Ferreyra y sobre todo Flor). ¿La debilidad? Como el año anterior, volverán a jugar sin una referencia en el poste bajo.

Más allá de lo bueno que hizo en el campo contrario, gran parte del secreto del Cervecero tuvo que ver con su identidad defensiva, también ligada a la velocidad y versatilidad de sus protagonistas. Es cierto que el cambio de Sánchez por Ivory Clark es un punto en contra en este costado, pero con verdaderos especialistas como Basabe o Basualdo, más bases rápidos y capaces de generar pérdidas, los de Bianchelli tienen material para repetir un rendimiento por encima de la media. Al no tener faros en la zona pintada que faciliten la historia en la media-cancha, Quilmes necesita poder desplegar las alas en transición para mantenerse efectivo. Y para eso, mucho tiene que ver con lo que hacen en la marca.