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En España todavía se acuerdan mucho de Angola, que los eliminó en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, por eso los querían lejos, y bien lejos los tuvieron. En Gran Canaria, a dos mil kilómetros.

Pero este Angola no aparece como candidato a dar sorpresas, pese a que le tocó uno de los grupos más parejos e inciertos, ya que no hay tantas diferencias entre cuatro de los seis equipos (Corea está un paso abajo del resto).

Indudablemente, por nombres propios, Lituania aparece algo destacado del resto, pese a no tener a Linas Kleiza, aunque sí a sus torres modernas, los imponentes Valanciunas y Motejiunas. Ellos dos ya le dan un nivel distinto al equipo, que flaquea quizá un poco en la media cancha.

El otro candidatazo, a nuestro juicio, es Eslovenia, que llega con Goran Dragic en su mejor momento, siendo uno de los bases más picantes de toda la NBA. Su hermano Zoran más un grupo de jóvenes talentosos, lo convierten en una amenaza.

El que puede dar la sorpresa es Australia, aún sin Patrick Mills, si logra finalmente demostrar en la cancha lo que amaga afuera. Ingles es el líder natural, pero con una dupla interior temible, como Jawai y Baynes, más el rendidor Dellavedova en la base y los experimentados Andersen y Newley. Pueden aspirar a cuartos de final, como mínimo.

México es el cuarto invitado a la fiesta de los clasificados, si no ocurre nada raro. A los mexicanos les pasó al revés que a la mayoría. Cuando muchos se habían hecho la idea de que no tendrían a Ayón, el pivote finalmente estará, y eso cambia 180 grados sus chances.

El español Valdeolmillos ha hecho un gran trabajo de cambio de mentalidad, iniciado en el Premundial, continuado en el Centrobasket y, espera, finiquitado en el Mundial. Ayón es su gran respaldo. Angola, sin Morais, tiene pocas chances y Corea solo puede aspirar a una noche mágica.