LNB 2014/15

Paremos la pelota muchachos

02:58 20/01/2015 | La situación iniciada con las sanciones a Gutiérrez y Leiva tuvo un segundo episodio este lunes, ya cercano a lo peligroso.

Leo, Lábaque, Leiva y Martínez, los señalados en este arranque del Código de Etica

Todavía estamos a tiempo. Y lo decimos así porque estamos cansados, y no solamente por lo que pasa en el básquetbol, de ver cómo se desperdician oportunidades para cortar un problema pequeño antes de que se convierta en uno gigante.

Todo empezó a fines del año pasado, cuando la Asociación de Clubes, luego de una reunión entre pares, decidió implementar el llamado Código de Etica para cuidar el trato que se tiene hacia la competencia. Nos hubiese gustado más llamarlo Código de Conducta, porque lo de ética es tan relativo a veces.

Igualmente. Primero decimos: estamos de acuerdo, y venimos pidiendo hace años, que se haga un reglamento especial para que no sea un viva la pepa lo que cualquier implicado en el espectáculo (jugadores, dirigentes, entrenadores y árbitros, básicamente), hace o dice públicamente. Por eso, no podemos estar en contra de que se haya reglamentado.

Hemos leído a presidentes de clubes decir con nombre y apellido que árbitros habían sido vistos en prostíbulos, a árbitros fanatizarse por sus pasiones futboleras al extremo, a jugadores y entrenadores dudando de la honorabilidad de los jueces en notas radiales o televisivas. Y nada pasaba. Eso no podía seguir así.

Pero, como todo, hay situaciones. Primero: el código debería haberse hecho público de manera tal que nadie pudiera no saber que ya estaba en práctica. Segundo: creemos que debería haber sido más consensuado con los posibles futuros imputados o implicados. 

Ahora vayamos a lo ocurrido puntualmente. Consideramos que los jugadores tienen todo el derecho a criticar aspectos de la competencia con respeto. Y ni hablar si el que lo hace es el mejor jugador de la historia de la Liga, como Leo Gutiérrez. Es más, lo lógico sería que Leo fuera un referente para los dirigentes, con el cual charlar los cambios. Pocos pueden dar mejores recomendaciones que él, que las vivió todas. Parecido con Leiva.

Del mismo modo, creemos que ambos se equivocaron al apuntarle a Borro en cuestiones que excedieron la crítica deportiva, con acusaciones personales en cuanto al interés del presidente de la AdC de perjudicar a Peñarol. Eso no corresponde, Leo se dio cuenta rápido y pidió disculpas públicas en el programa radial Uno contra Uno.

La AdC les levantó un expediente (el primero con el nuevo código), y, casi tres semanas después, los sancionó a ambos con una multa de 16.500 pesos. ¿Era necesario empezar así con el nuevo código? Pensamos que no. Que por varios motivos (desconocimiento del código de casi todos, para empezar), lo mejor hubiese sido un apercibimiento, que es lo que marca el código como castigo más leve. ¿Fueron duras las declaraciones de Gutiérrez y Leiva? Sí, lo fueron. Hubiese empezaro mejor el código con una buena predisposición de las partes para decir: esto de acá en más no corre más. 

Pero la historia no terminó ahí, y es lo más preocupante. Algunos jugadores, en solidaridad con Leo y Martín, hicieron un minuto de silencio en partidos de Liga, lo que generó una segunda vuelta al incidente ayer, citando el Tribunal a declarar a Bruno Lábaque y a Javier Martínez, por ser capitanes de sus respectivos equipos, que tomaron esa medida.

Sinceramente, creemos que lo del minuto de silencio no es una medida lógica. Hay otros sistemas de protesta más efectivos incluso, y no uno relacionado directamente con la muerte. No se hacen minutos de silencio por otra cosa. Pero quizá hilamos demasiado fino.

Ahora, ¿era el momento de seguirla desde la AdC con esta historia? Encima ocurrió un papelón, porque la citación a Lábaque y Martínez, de entrada, marcaba un claro Inhabilítese, lo que impidió que Lábaque jugara para Atenas frente a Bahía Basket. Misteriosamente, cuando ya era tarde, porque Lábaque no pudo jugar, la citación cambió y decía Habilítese. Increíble.

Estamos al borde de llevar la situación a un estado de no retorno. Paremos la pelota muchachos. Urge una reunión ya entre la AdC y quienes los jugadores decidan, la AdJ o los más representativos, para ponerse de acuerdo en cómo se va a aplicar este código, y si merece no solamente una buena difusión sino una mayor claridad en cuanto a lo que pretende evitar.

Y estaría bueno que en la misma reunión haya representantes de los entrenadores y de los árbitros. Son las cuatro patas que, con lógica, deben cuidar su forma de expresarse, y esto no tiene nada que ver con la pavada que se intenta mezclar en todo esto que es la censura. Censura jamás, respeto siempre. 

Fabián García / [email protected]

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