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En los meses previos a la 1988/89, Kareem Abdul-Jabbar anunció que esa sería su última campaña como profesional. Con 42 años, el pivote decidió ponerle fin a su carrera, que probablemente sea una de las más exitosas en la historia del deporte en general. La decisión fue contestada con una innumerable cantidad de homenajes: ovaciones de todas las aficiones antes de los juegos, pilas de artículos de diario basados en su figura y reconocimientos de las personalidades más prestigiosas de la NBA. Y, hace exactamente 31 años, disputó su último partido de temporada regular.

Los Ángeles Lakers enfrentó a Seattle SuperSonics en el emblemático Forum de la ciudad californiana. El equipo ya estaba clasificado a la postemporada como el mejor récord de la liga, así que la noche tenía un objetivo claro: homenajear a la leyenda. Magic Johnson, quien por ese entonces ya se había adueñado de la franquicia y de la competencia, se deshizo en elogios ante su compañero durante los cinco títulos. Sentado en una silla que oficiaba de trono, Abdul-Jabbar se permitió emocionarse en público por primera vez. Luego, entró en acción y le aportó 10 puntos y 6 rebotes a la victoria de los locales por 121 a 117.

Ese aporte le permitió alcanzar un total de 38,387 puntos en la temporada regular, una cifra que nadie ha sido capaz de superar hasta el momento. Con seis campeonatos, seis MVP, dos MVP de las Finales y una extensa cantidad de récords cargados en su espalda, uno de los jugadores más dominantes de todos los tiempos tuvo la chance de emprender otro viaje hacia las series decisivas de ese año. Detroit Pistons barrió a los Lakers, pero esa es otra historia. Una que no mancha el legado de Kareem.