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Esta semana se concretó un acuerdo histórico, tanto para la NBA como para el mundo de las apuestas deportivas. La liga norteamericana firmó un vínculo con los casinos MGM, para trabajar en sociedad y darle el puntapié inicial a un negocio que seguramente no hará más que crecer en el corto plazo.

Arranquemos por los detalles conocidos. ¿Qué recibe MGM en el acuerdo? Para empezar, la propiedad intelectual de la NBA. Es decir, que podrán usar todos sus logotipos en sus sitios de apuestas (tanto online como en persona), algo que por ahora no había sucedido con ninguna otra competencia o deporte.

Segundo y aún más importante, MGM tendrá línea directa a las estadísticas oficiales de la liga, lo que ayudará a las llamadas apuestas in-game (las que se hacen en el transcurso de los encuentros). Por último y no menor: recibirán la condición de socio oficial de la NBA y la WNBA, con sus diferentes establecimientos siendo promocionados en las plataformas digitales del torneo que encabeza Adam Silver (web, apps y demás).

¿Qué es lo que recibe la NBA a cambio? En principio, dinero. Si bien los detalles del contrato no son oficiales, se cree que se firmó por tres años y 25 millones de dólares. Sin embargo, el verdadero valor para la liga pasa por abrir un mercado de comercialización de su información ofical. Si MGM marca diferencias con su línea directa a las estadísticas, se espera que sus competidores no se queden atrás y busquen obtener los mismos datos, multiplicando las cifras originales del acuerdo.

El vínculo llega en medio de un caliente debate por el rol de las apuestas deportivas, que recordemos por ahora son legales en apenas cuatro estados del país: Delaware, Nevada, Mississippi y New Jersey. MGM posee casinos en tres de esos estados, con la excepción de New Jersey.

Mientras que la NBA parece haber abierto una puerta multimillonaria, que se cree terminará aumentando exponencialmente los topes salariales y el valor de las franquicias, los más críticos de esta decisión no tardaron en recordar el reciente caso de Tim Donaghy, árbitro que reconoció haber arreglado una serie de encuentros en la década del 2000, para beneficiarse personalmente mediante distintas apuestas.

De todas maneras, la idea de Silver es clara y va de la mano con otras fuertes decisiones del pasado, como haber abierto el sponsoreo para las camisetas de los equipos. El comisionado busca exprimir al máximo los recursos de sus franquicias e impulsar aún más a una competición que no parece tener techo a la vista.