Uno de los principales temas puestos sobre la mesa en los últimos años del básquetbol argentino es la escases de jugadores grandes y con proyección. Y en Atenas está el más “lungo” de todos. El pivote Joaquín Lallana y sus 2.17 metros se roba la atención de propios y extraños. Es una pieza por demás valiosa que, en el Verde y bajo la tutela del entrenador Nicolás Casalánguida, se está puliendo con el objetivo de que en un tiempo todas sus cualidades y posibilidades deportivas estén al servicio del club y el básquetbol de nuestro país.
Luego de su rotura de ligamentos cruzados y poca actividad desde su llegada al equipo de barrio General Bustos, el pivote encaró una dura etapa de recuperación, que ahora se intensifica no solamente en la rehabilitación del sector intervenido, sino en contexto general, con entrenamiento técnico, táctico, físico y nutricional; serie de combinaciones que buscan potenciarlos a mediano y largo plazo.
“Me encuentro muy bien. La rodilla me está respondiendo, aunque le sigo teniendo un poco de miedo, pero es todo de la cabeza. Igualmente me siguen cuidando muchísimo y no quieren que me apresure”, explicó Lallana. A lo que agregó: “Andrés (Darbyshire, ex PF del equipo de Liga) y los fisioterapeutas me ayudaron para que pudiera volver a la actividad. Ahora Mario Di Santo que me tiene bajo control todo el tiempo y está atento en cada detalle de la recuperación”.
- ¿Cómo vivís esta nueva etapa en la que hay muchas expectativas con vos?
- Bastante bien. Lo primero que me dijo Nico (Casalánguida) cuando me conoció es que lo primordial era que me recuperara de la mejor manera, sin apresurarme, y que aprovechara esta etapa para trabajar todos otros aspectos que me ayuden a mejorar dentro y fuera de la cancha. Sin embargo, no dejan de exigirme en cada momento y eso me gusta porque soy del tipo de persona que necesita que le exijan para avanzar.
- ¿Qué te genera la confianza que tiene el cuerpo técnico con vos y el trabajo dedicado que están haciendo?
- Muchas ganas de entrenar, todo el tiempo. Tengo que agradecer a todos por la posibilidad que me dan de poder ser parte del equipo. Nico se encarga de que en todos los entrenamientos me quede con él 30 minutos mínimo practicando fundamentos individuales y eso me encanta porque me ayuda a progresar un montón. Trato de ponerme a la par de Roquez (Johnson) y Jerome (Meyinsse), aunque todavía me falta mucho. Y en el gimnasio Leandro (Lardone) me tiene muy controlado y me ayuda un montón con la parte física, que es en donde la mayoría me supera.
- ¿Cuáles son tus expectativas deportivas y en qué plazo?
- Lo primero que yo me establecí como objetivo es recuperarme al 100% de mi rodilla. También estoy enfocado en el peso, ya que quiero llegar al ideal, ese es uno de mis desafíos. Desde mi inactividad hasta aquí ya aumenté 10 kilos. Comencé con Vanesa y ahora continúo con Sonia (actual nutricionista del club), que me ayudará para acercarme a lo que necesito, aunque aún falta mucho.
Dentro de su respuesta apuntó a algo clave en su futuro. Y dijo: “Esta temporada debo aprender mucho de los mayores y recuperar la lectura de juego que perdí en este tiempo que estuve frenado. Nico me explicó que lo que él quiere para mi, lleva su tiempo. Me pidió que tenga paciencia, así que ahora, en cada entrenamiento, debo estar atento y tomar nota de cada detalle, para poder aprovechar al máximo los minutos que me confíen en cancha”.
Luis Scola, un consejero de lujo
Durante la estadía en Buenos Aires, ocasión en la que Atenas entrenó en el CeNARD, Lallana recibió nada menos que la visita de Luis Scola, con quien mantuvo una extensa y enriquecedora charla, sobre la cual el joven jugador se refirió: “Fue una experiencia increíble. Más allá de que me hubiera gustado poder entrenar con él, fue maravilloso conocer a uno de mis ídolos del básquet. Hablamos un buen rato y me contó cómo juegan los pivotes en otras ligas y en qué aspectos de mi juego me tengo concentrar y mejorar. Fue muy interesante y emocionante poder hablar con alguien que sabe tanto. Ojala se pueda repetir y lograr compartir cancha con él”.
No sólo básquetbol
El pampeano no se dedica únicamente a jugar al básquetbol, sino que su parte intelectual también tiene un lugar importante en su formación. “Por el momento estoy estudiando inglés y se me hace más fácil teniendo a Donald (Sims), Jerome y Roquez. Practico con ellos hablando. Y estoy viendo de poder hacer una carrera a distancia, porque ingeniería (carrera que había comenzado) me resulta imposible, ya que no puedo acomodar los horarios de cursado con los entrenamientos, partidos y viajes”, comentó.
Una voz autorizada para hablar de la realidad y futuro de Joaquín Lallana es el entrenador Nicolás Casalánguida, quien sigue muy de cerca su trabajo y evolución. El DT, sobre el pivote, comentó: “Joaquín es el jugador más alto que tiene nuestro país, por lo tanto sus 2.17 metros lo marcan como un proyecto nacional y lógicamente por sus 21 años y su realidad deportiva es un chico que está en pleno desarrollo”.
“Desde un primer momento le dijimos que tiene que tener paciencia porque su estructura muscular no está preparada para mucha exigencia. La está aumentando gradualmente. Es un trabajo integral que debe funcionar en conjunto para que cada día sea de ganancia”, explicó Casalánguida, al tiempo que agregó: “Jugadores de su tamaño necesitan de maduración y paciencia diferente a los demás. Mucho más alguien como él que viene de una operación de ligamentos cruzados. Las rodillas y zona media son las estructuras más importantes que tienen. Está haciendo aún un desarrollo de su cuerpo, como lo es el aumento gradual de peso, necesario para jugar en la alta competencia”.
Sobre las cuestiones a las que se debe apuntar, dijo: “Tiene que seguir trabajando en su técnica de carrera para lograr movimientos más coordinados y eficientes, que pueda correr el campo. Hay que crear mentalidad en él y hacerlo entender que puede ser un jugador importante. Eso es fundamental. Que tenga la convicción que puede ser atleta de alto nivel. Eso se entrena todos los días, se prepara. Todos los que estamos en el proyecto Atenas intentamos que saque ese fuego, porque l básquetbol moderno lo requiere”.
“Nosotros tenemos la obligación de hacer el mejor trabajo posible para que, en dos años, pueda insertarse en la alta competencia. Ojalá lo haga antes, pero para este tipo de cuerpos no es tan simple. Mucho menos después de una operación de ligamentos cruzados”, sentenció sobre los tiempos previstos para que el pampeano se haga de un lugar en la máxima competencia.
El intelecto es clave
“Hay algo que Joaquín tiene y que no es poco: el intelecto. Es un chico que no solamente terminó el colegio secundario, sino que se anotó en una carrera, estudia inglés, es muy inteligente. Eso lo hace un jugador mucho más importante, interesante. Hoy es fundamental estimular el intelecto de los atletas; y en ese sentido Joaquín tiene un factor propicio para lograrlo. Debemos valorarlo. Además, tiene todas las condiciones y capacidad de trabajo, que es difícil de conseguir. Depende de él y la paciencia que se le tenga”.
La Liga de Desarrollo, el objetivo
“El objetivo deportivo a corto plazo para con él es que juegue la Liga de Desarrollo y ocupe un lugar preponderante. Va a ser una competencia en la que intentará imponerse, generar impacto. Debe ser, sin dudas, la antesala de su inclusión progresiva a la competencia profesional”.
“Es un proyecto súper importante y especial. Cuando hablo de especial me refiero a que si repasás la historia en los últimos años, Atenas nunca tuvo un jugador nacional de esta talla. Argentina no tiene por genética y raza este tipo de jóvenes, por lo cual Joaquín es especial y hay que hacer, justamente, un trabajo especial”, comentó el preparador físico Leandro Lardone.
“Está volviendo de una operación importante. El objetivo número uno es recuperarlo de esa lesión, no correr el riesgo de que recaiga y a partir de ahí empezar a construir un atleta. Debemos crear un jugador capaz de ser fuerte y que a eso lo pueda aplicar en potencia. Aquí no es sólo subir de peso en cantidad, sino en calidad. Hay que hacer una preparación, recuperación y prevención”.
“En medio de este desafío, Mario Di Santo y su equipo son muy importantes. Se le realizan test de fuerza, flexibilidad y estabilidad. Cada 15 días es sometido a evaluaciones y se le cambia el plan de trabajo. Y algo no menor, que tome buenos hábitos: comer como un atleta, descansar como atleta, comportarse como un atleta y tener actitudes de atleta”, dijo.
En coincidencia con referencias de Nicolás Casalánguida, el PF afirmó: “Nos encontramos con un jugador receptivo y con muchas intenciones de mejorar. Sabe que todo este proyecto es un proceso y lleva tiempo. Hay que ser muy paciente. Tiene un gran futuro, pero todo depende de él y su sacrificio. No hay mucho por decir, pero sí por hacer”.