A pesar de que venía exhibiendo un nivel fantástico que lo ponía dentro de los nombres a tener en cuenta, lo que Eslovenia logró este jueves simplemente quedará en el recuerdo. No solo por haber eliminado a un candidatazo como España, que en la previa y durante el torneo parecía encaminarse tranquilamente a repetir el título, sino porque además lo hizo con paliza, con baile incluido. Eslovenia, con una exhibición brillante de básquetbol, ganó 92-72 y se metió en la final del EuroBasket.
El accionar que tuvieron los eslovenos esta tarde es sencillamente formidable. Los calificativos no alcanzan para un seleccionado que estuvo perfecto, que dio un recital y que estuvo intratable. Escalones por encima en la lectura de juego, en el ritmo de ejecución, en el acierto (ofensivo pero también defensivo) y sobre todo en el hambre. La voracidad de Eslovenia dejó por el piso a España, y la serie de puntos altos dentro del partido prácticamente se recuestan a un nombre: Luka Doncic.
Es cierto que el despligue de Goran Dragic, su ladero y complemento para un back-court perfecto, también hizo un partidazo (15 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias), pero lo de Doncic sigue asombrando a sus 18 años. No solo es la madurez que posee a tan corta edad, sino también su capacidad de liderazgo, la responsabilidad que toma en los momentos calientes y una presión que cuando a muchos podría intimidarlo a este chico lo potencia. El pibe juega como si estuviese en el patio de su casa, y se nota porque lo disfruta, siendo hoy determinante por enésima vez: 11 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias. Estuvo a solo dos pases gol de alcanzar un triple doble, y eso en una semifinal continental tiene un valor increíble.
También hay que destacar el trabajo de Anthony Randolph (15 puntos, determinante en el tercer cuarto a través de su acierto), Klemen Prepelic (13 unidades) y el genial Gasper Vidmar (12 puntos, 5 rebotes y un juego gigantesco para opacar a los hermanos Pau y Marc Gasol). Y mientras Eslovenia se recostó en tantas figuras, en España solamente pudo rescatarse a nivel estadístico lo hecho por los Gasol y Ricky Rubio.
Eslovenia ya empezó a demostrar su poderío en el primer episodio, de la mano de un infernal Dragic y un cierre fantástico que incluyó un triplazo sobre la chicharra. Fue 25-19, que posteriormente se tradujo en el mismo control a través de ese ritmo frenético y envió el partido 49-45 al descanso largo. La diferencia no era abultada y el quiebre aún no había llegado, pero Eslovenia ya mostraba estar un escalón por encima a pesar de que esos cuatro tantos de diferencia no lo demostraban completamente.
El problema para los españoles fue que nunca lograron defender como sí lo habían hecho en partidos anteriores, y eso lo terminó explotando un seleccionado peligrosísimo como Eslovenia que ya no solo venía enchufado desde el torneazo que está el tándem Doncic-Dragic sino que además explotó con un gran parcial de Randolph. Eslovenia se hizo gigante en ambos costados, clavó un 24 a 12 secando a un rival que se secó y frustró, y así se disparó a un 73-57 que empezó a ser determinante.
España tenía que reaccionar en los últimos diez minutos pero lejos estuvo de hacerlo porque el control del partido ya había quedado en manos de Eslovenia desde el arranuque del segundo tiempo. Y así fue como defensivamente le quitó todas las últimas opciones a los de Scariolo, el recital de Doncic-Dragic se agigantó y en el sprint final le sacó un +20. España no estuvo a la altura de competir con ese perfecto juego que desplegó Eslovenia, y de esta forma el fantástico seleccionado de Igor Kokoskov luchará por el título europeo.