Pablo Prigioni, el base argentino de mayor trayectoria de la historia, anunció esta madrugada desde Los Angeles, que no estará disponible para representar a la Selección Nacional en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en el caso de una futura convocatoria por parte del técnico Sergio Hernández.
El actual jugador de Los Angeles Clippers, fiel a su bajo perfil, solo expresó su pesar y de que la decisión que tomó no fue fácil teniendo en cuenta su compromiso permanente con el equipo argentino. De esta manera, se baja uno de los pilares de la generación más exitosa del básquet sudamericano y mundial, partícipe de la medalla de bronce obtenida en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 e integrante del plantel que se clasificó cuarto en Londres 2012.
Queda una tristeza enorme por no ver una vez más al cordobés vistiendo la albiceleste, pero al mismo tiempo nos da tranquilidad que la decisión tomada fue el fruto de su madurez, y de haber pensado mucho antes de considerar su baja. ¿Ciclo cumplido? en sus tweets no lo dejó entrever, pero es muy posible que este anuncio haya sido su despedida, aún cuando a los 38 años sigue luciendo un físico impecable.
Es cierto que Argentina tiene grandes jugadores en la posición de armador, dos de ellos en plena competencia ACB, pero la baja de Prigioni no será sencilla de digerir, porque a su enorme talento se le suma su condición de líder y persona de bien, y su aporte fue siempre tan significativo dentro como fuera de la cancha.
No obstante, llegó el tiempo de un gracias infinito, porque nadie en su sano juicio puede reprochar esta decisión. Su compromiso con el equipo nacional quedó marcado para siempre en las grandes gestas del básquetbol argentino.