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Si hay alguien que debe encarar esta última jornada de la fase regular de la NBA, con ciertas sensaciones encontradas, es el entrenador de los Golden State Warriors, Steve Kerr. ¿Cuán poco común es que el éxito en una profesión, le robe un lugar a lo que vos mismo hiciste en otra?

Obviamente, estamos hablando de la marca de victorias históricas (72), que los Warriors ya alcanzaron en esta 2015-16 y que pueden superar, de vencer esta noche a los debilitados Memphis Grizzlies. El poseedor original del récord eran los Chicago Bulls de la 1995-96, con el propio Kerr como integrante de aquel plantel.

Hoy, la chance para los Warriors pasa por hacer un poco más de historia y a la vez, sacársela a aquel recordado Chicago. No por completo, obviamente, porque ese equipo siempre quedará en el recuerdo de quienes lo disfrutaron. Pero sí en los datos fríos de los registros de la NBA.

Más allá de este sentimiento raro que seguramente ocupa la mente de Kerr, está claro que nadie puede insinuar que su deseo pasa por salvaguardar aquel 72-10 de los Bulls. Golden State prácticamente no ha descansado jugadores, a pesar de tener el uno del Oeste garantizado y ha dado el máximo en busca de esa meta.

Por otro lado, ¿qué tendrá más importancia para Kerr o al menos, dónde sentirá que tuvo un mayor impacto? Como jugador, promedió 8,4 puntos en 23,4 minutos durante la 1995-96, mientras que como entrenador, hay un par de factores para analizar.

Uno podría quitarle algo de mérito, teniendo en cuenta que se perdió buena parte de la campaña, con una operación en la espalda. O podríamos decir que es un afortunado, y que las victorias se explican por el talento de Steph Curry, Klay Thomspon y Draymond Green. Pero la sensación es otra y está ligada a un Kerr que le ha dado toda la impronta posible, a un equipo que necesitaba un salto de calidad.

Sin entrar en complicados análisis tácticos, sería de necio negar las diferencias que uno puede ver entre cualquier partido de los Warriors en la era Mark Jackson, a uno de hoy en día. Y no sólo pasa por lo táctico: Kerr ha modificado posiciones de jugadores (la de Green como cuatro, es probablemente la más significativa), valorado más a algunos sobre otros favoritos de Jackson y sobre todo, generado un ambiente de trabajo que dio un giro de 180 grados, comparado con el anterior mandato.

La realidad, es que Kerr tiene tanta responsabilidad en el juego de este Golden State récord, como cualquier otro técnico en la NBA, quizá exceptuando a Gregg Popovich. ¿Pesa entonces más eso que lo que consiguió dentro de la propia cancha, al lado de Jordan? No somos quienes para decidirlo, pero algo es seguro: el egresado de la Universidad de Arizona es el único integrante repetido en ambos planteles y no queda más que felicitar a un buen jugador, un proyecto de gran entrenador y sobre todo, una mente privilegiada dentro del básquet NBA.