- Una semana después... ¿Sos capaz de hacer un análisis de lo que hizo Argentina?
- Debería ser capaz.
- ¿Pero es simple?
- Yo creo que Argentina le ganó a los equipos que le tenía que ganar, a dos de ellos contundentemente. Por ahí el de Filipinas fue diferente, primero porque no es el equipo malo como muchos creen, y después que sobreprodujo una excitación de ilusión tan grande que lo llevó a ese plano que después hizo con todos los equipos, hasta con Grecia, que no fue un final tan cerrado pero el trámite si lo fue. Después hay dos partidos importantes para tener en cuenta, que son Senegal y Puerto Rico. Argentina demostró que sigue por el mismo camino contra esos equipos. ¿Se entiende? Argentina demostró que no le alcanzó porque hoy el personal no tiene suficiente roce internacional para poder enfrentar a Grecia, Croacia o algún equipo actual y poderoso como Brasil. Pero la idea en sí está. Si nosotros no hubiésemos podido dominar a Senegal y Puerto Rico hubiese sido un poco más preocupante, porque también indicaría que habríamos perdido la línea que nos llevó adonde nos llevó... porque todo muy bien con Ginóbili, Scola y demás, que son los principales actores en todo esto, sin ninguna duda, Sconochini, Pepe Sánchez, Oberto... pero hay un actor también ahí que es la identidad, la línea de juego, y eso no se perdió, porque así no podríamos haberle sacado treinta puntos a Puerto Rico y Senegal, que son los equipos que sufren contra ese tipo de juego que tiene Argentina... Croacia, Grecia y Brasil ya saben jugar contra ese tipo de juego, y entonces es ahí donde se imponen, y ahí es donde no pudimos ganar porque nos faltaban jugadores... ¿Con Ginóbili hubiésemos ganado? No sé, pero que podríamos haber jugado mejor seguro. Porque no es solo lo que hace Ginóbili...
- Todo lo que genera....
- Es como agranda la figura de los demás, como las agranda también la presencia de Scola, de Prigioni, y ni hablar si hubiesen estado Ginóbili y Delfino, y si se hubiese sumado Juan Gutiérrez, que nos faltaba su presencia ahí, de un jugador que sabe jugar a este nivel porque lo ha jugado muchos años. Una escena bastante previsible, que a lo mejor se desluce por el segundo tiempo con Brasil, que yo creo que jugó un tema sentimental, porque en algún momento el partido si bien era de diez puntos y el trámite indicaba que no había vuelta atrás, en la cabeza de Scola, Prigioni, Leo Gutiérrez, Chapu empezó a venir la sensación de que se terminaba una etapa de su carrera. Ellos pueden leer esto que yo digo y decir: "No, yo no pensé eso".. Es que nadie piensa, pero hay una cosa que no te permite tener una fuerza espiritual, y en Brasil todo lo contrario, "Uy, por fin podemos", y ya dejás de lado el miedo a perder, que es lo peor que tenía Brasil con nosotros, y jugás como si fueras Los Angeles Lakers de los ochenta. Si bien hoy Brasil está mejor que nosotros, por lo menos está más completo, por lo tanto está mejor, tampoco la realidad es esa, después de un partido de un dominio absoluto del segundo tiempo de Brasil. Por eso digo que tiene bastante coherencia lo que pasó...
- Sin hacer nombres, por ahí vinimos acá pensando en el tema de los jóvenes, pero los que más terminaron fallando fueron los veteranos.
- Si, pero todo tiene que ver con todo. Las individualidades se potencian cuando los jugadores son de más jerarquía, cuando tienen más experiencia, cuando tienen más roce a este nivel, si no vos sacás a un jugador que se destaca en el Mundial de un equipo como juega Francia, y lo llevas a un equipo como Senegal, y es más de lo mismo... ¿Entendés? Lo ponés en Francia y va a la NBA directo. Esto es así. Entonces si nosotros tuvimos individualidades que estuvieron un poquito debajo del nivel, también tienen que ver con que el colectivo hoy hace que todo sea más difícil, no porque sea para los jugadores. Nosotros vamos a ver a un Campazzo dentro de dos años totalmente diferente al que conocemos, no lo vamos ni a reconocer.
- Como entrenador y ex entrenador de la Selección... ¿Como te pegaba ver dos bases, dos aleros y un cuatro haciendo de 5? Siguiendo lo que vos hacías antes de mantener la línea, imagino que no debe ser solamente difícil mantenerla con jugadores distintos y con enroques de posiciones.
- Julio probó cosas diferentes, nadie le puede decir "te casaste con esta idea y no la cambiaste"... al contrario, es lo que hace cualquier entrenador de alto nivel como es Julio. Empezó con una formación bien alta en la preparación, con Mata de dos, Chapu de tres, Delía y Scola, jugó muchos partidos así, mucho tiempo... no le gustó, cambió la idea, empezó a jugar con doble base, cambió la idea de nuevo, pasó Chapu de cuatro, empezaron a jugar más cómodos y empezaron a sentirse mejor. Campazzo, de los jugadores nuevos, era el único que no sufría el cambio de pasaje de una Liga más pequeña como la Argentina a un nivel máximo que es el Mundial, por su personalidad, por su estilo, y Julio habrá pensado "no puedo desperdiciar esto, no puedo desperdiciar a un jugador que juega con tanto desparpajo, tanta energía y nos da tantas cosas, no puedo tenerlo más tiempo en el banco". Hechan mano a lo que tienen en ese momento, y si en ese momento tenés que jugar con doble base lo hacés.
- ¿Creés que Argentina jugó bien?
- Creo que sacó el máximo de lo que pudo, me hubiese preocupado su hubiésemos entrando en el juego de Senegal y Puerto Rico, que son equipos mucho más grandes que los nuestros y más atléticos. Senegal con una diferencia estratosférica, complicó a varios y le ganó a Crocia, lo complicó a España, y a Argentina no lo complicó ni un minuto. Argentina con ciencia lo sacó de la cancha.
- Eso que vos decís, ¿por ahí se puede llevar al principio con Filipinas? ¿Te acordás que Campazzo y Herrmann entran en un remolino, no juegan más, entra Laprovittola y recuperan la línea?
- Claro, puede ser. De todas maneras Filipinas es un ejemplo para un lado y para el otro, porque le hizo un nudo a todos.
- ¿Qué sensación te quedó para lo que viene?
- Escuché algo muy importante e inteligente de Pepe Sánchez en la trasmisión televisiva, que decía que Campazzo fue el primer joven que se dio cuenta que había que guiar a la nueva generación a ser algo diferente, a empezar una nueva historia, y me parece que ahí tenemos un líder al cual muchos jóvenes van a tener que sumarse. Porque no es fácil encontrar gente que te guie, y encima ahora está en el mejor lugar que podía llegar a estar que es en el Madrid... Y hay que seguir insistiendo. A veces a nosotros nos pasa lo mismo, decimos "Delía al final no dio lo que tenía que dar". La mayoría de los equipos con los hombres grandes tienen más paciencia, no esperan que produzca a los 20 ó 21 años, por ahí si aparece uno como apareció ahora Gobert en Francia, o hay un lituano también, que no lo conozco, no lo vi jugar todavía. Pero hay que tenerles más paciencia a jugadores como Delía, Bortolín, Brussino de Regatas Corrientes que es un escolta de dos metros, o Franco Giorgetti, porque es normal por nuestro biotipo que un chico de 20 ó 22 años de dos metros cinco o nueve como mide Delía, se desarrolle muy rápido, porque no son jugadores atléticos, no es que se la tirás para arriba y la vuelca. Ellos necesitan otra cosa, tienen inteligencia y tienen oficio, saben jugar, entienden el juego, pero físicamente dan mucha ventaja, entonces hay que trabajar con ellos en ese aspecto, pero hay que seguir apostando. No es "ah no va, volvamos a lo de antes y vamos a un pivote de dos metros porque tiene màs agresividad y tiene más piernas". Entonces hay que volver a modificar los puestos, hay que insistir, porque muchos creen que Franco Giorgetti es un cuatro. Hay que buscarle la vuelta, porque si por ahí aparece un escolta de 1.85 que la rompe, no hay problema. Pero hay que insistir, y acá es donde entra en juego el concepto erróneo de que la Selección es el principal eslabón de la cadena. No, debería ser el último, obviamente debería mandar un mensaje permanente, quienes trabajan en la Selección, pero son los clubes los que dejamos de trabajar con excelencia ese tema. La camada que apareció no fue de casualidad, es mentira y es cómodo pensar que nacieron todos con una diferencia de cinco años. Hubo algo que para que aparezca esta camada. Los campus de los clubes, los no comerciales, gastaban dinero y llevaban 50 pibes dos veces por año, y capaz que quedaban dos, y los diez mejores restantes se los pasaban a otros clubes. Fue así muchos años, y con la voz cantante de León Najnudel. Te cuento, que él me llamaba por teléfono para retarme por poner a tal jugador de cuatro contra él en playoffs, y yo le respondía que lo necesitaba ahí, entonces el me replicaba: "¿Y a quien carajo le importa donde vos lo necesitás? Lo que importa es que necesita él y que necesita el básquet argentino, no vos para ganar una partido". ¿Me entendés? Hoy estamos como ya hace varios años apurados. La Liga Junior la arman con jugadores de 1.90 para abajo porque es más fácil ganar, y eso es verdad. Por lo menos por nuestro biotipo, capaz que en otro lado, un yugoslavo de 16 años de 2.05 metros ya juega como Paolo Quinteros, en cambio nosotros necesitamos más paciencia. Entonces tenemos que pregonar ese mensaje, entre otras cosas.
- Te digo cómo es mi columna del análisis del Mundial de Argentina. Creo que es casi unánime, o por lo menos lo veo bastante generalizado que esto fue un gran duelo, y como tal, mi opinión es que para que nazca algo nuevo hay que enterrar lo anterior. Y que no sé si sería bueno que juegue Manu el año que viene o en el 2016. Me parece que si repetimos el duelo el año que viene y el que sigue, vamos a demorar un proceso que a esta altura tiene que arrancar lo antes que se pueda.
- Puede ser, yo haría otra metáfora, que sería podarle las ramas al árbol para que crezca más fuerte.
- ¿Y las ramas que serían?
- Me da un poco de miedo esto de enterrar cosas, pero esto de ver dónde hay que tomas decisiones, hay que tomarlas... la verdad no tengo un análisis hecho al respecto. He visto muchas cosas en la historia del básquet, he visto jugadores retirarse y volver, colaborar con la Selección... he visto a Jacikevicius salir de la selección lituana y volver, que de verdad no salió bien.
- También Fabricio Oberto, Hugo Sconochini...
- Pero hablo de la Selección, no del básquet.
- Bueno, Fabricio se había ido de la Selección y volvió para jugar el Preolímpico. Hugo también.
- Una cosa es no aceptar una convocatoria y otra es retirarte de la Selección y volver, o ser retirado... pero yo creo que definitivamente hay que imaginarse una nueva selección. Algo importante dijo Scola con el tema que ya no hay más Generación Dorada. Hay muchas cosas que nos dieron mucha alegría, más de la que habíamos soñado, pero que al mismo tiempo nos generaron una carga, un problema... los argentinos no estábamos preparados para una medalla de oro en el pecho, y nos causó un problema grande, todavía se sigue hablando de eso como un hito tan groso, que digamos que lo es, pero que piensan que ahora no se hacen las cosas bien. Son momentos también, y si es verdad que hay cosas que debemos mejorar, que hay otras que hay que volver para atrás y otras que mirar para adelante, pero no podemos quedarnos con que hubo una fórmula. No existió esa fórmula, la gente dice "¿por que no volvemos a esa fórmula?"
- De hecho no cambió esa fórmula.
- No, porque además el básquet va cambiando, los jugadores también, este es un deporte dinámico, cambian las reglas y cambia la estrategia. El mundo va por tendencias diferentes, lo que te sirvió hace diez años ahora no te sirve o si, o te sirve una cosa de diez, entonces si es verdad que hay que poner miradas nuevas, es fundamental que hagamos experiencia, que traigamos a los jugadores jóvenes a competir a Europa porque es nuestro estilo, jugamos como se juega al máximo nivel europeo, al menos en cuanto a concepción del juego y nos rozamos con ellos, o no vamos a poder competir. Porque las ligas sudamericanas son de un nivel mucho menor. Es así la historia. Después hay otras cosas que tienen que ver con la detección de físicos, de la altura en Argentina por más que hagas lo que hagas tenés que escarbar debajo de la tierra y no vas a encontrar un Raduljica o tres o cuatro como puede hacer Serbia, porque Serbia puede hacer dos equipos más para jugar acá, y meterse en cuartos de final, no sé si en una final. Con un equipo B juega los cuartos de final, juega bien y no sé si no gana. Nosotros no somos potencia basquetbolística mundial.
- Fuimos…
- No lo fuimos tampoco.
- No está claro, fuimos pero con un grupo reducido.
- Ser potencia es otra cosa. En Serbia, Lituania, el básquet no es un deporte, es una religión, y encima están hechos para eso. Vos caminás por Belgrado y te da vergüenza, las mujeres te sacan una cabeza y media. Y nosotros somos tipos de estatura normal.
- ¿España es potencia?
- No, tampoco. Las corrientes basquetbolísticas son las mismas siempre. Los equipos rusos, sobre todo Lituania, americanos y los de los Balcanes. Los demás que se creen que son potencia tienen problemas. ¿Qué quiero decir con esto, qué no le podemos ganar? No, de hecho ha sido campeón Argentina, también España, muchos años, ha sido Francia campeón del Europeo, esos equipos pueden decir que se puede, pero no podemos parar. Serbia fue invitado a los últimos dos mundiales, ¿y eso lo quita de potencia? No, nunca deja de serlo, jamás. El básquetbol forma parte de su vida, de su idiosincrasia. Hay muchos argentinos que dicen “no, el fútbol no es potencia en Argentina porque salió dos veces campeón del mundo”. Mentira, es potencia, te guste o no, el fútbol argentino, Brasil, Alemania, son potencias del mundo y alguno más, los demás viven de momentos de gloria, son buenos, pero no potencia. Potencia es cuando vos sos generador de jugadores, cuando lo llevás en el ADN, cuando nacés y te ponen una pelota de fútbol en la cuna, cuando vas por la calle y encontrás aros de básquet o potreros de fútbol por todos lados, cuando es masivo, y cuando también tus genes están para eso. Porque Filipinas también tiene es número uno en el básquetbol en relación a los hinchas que tiene, pero la población mide 1.60 de promedis, o sea que nunca van a ser potencia.
- Y en este proceso, ayer casi oficialmente Julio dejó de ser el entrenador de la Selección. ¿Te sentís parte, te ves lejos, tenés una idea?
- Yo me voy a sentir parte siempre en cuanto mi experiencia pueda aportar para el básquet argentino desde cualquier lugar. Después ni parte ni no parte, después pasa a ser un trabajo. Te lo ofrecen, te cierra, te gusta el proyecto, el dinero, el tiempo… obviamente que va a ser mucho más tentador si te cierran todas esas cosas en la Selección Argentina que cualquier club. ¿Cómo no? Es la Selección, y no es solamente por la camiseta, que ya hay un tema sentimental que te empuja al entusiasmo, sino por lo competitivo. Te ofrecen jugar a nivel internacional. Algunos dicen, “che, pero ya no vamos a estar tanto en un Juegoa Olímpico o en los Mundiales”, no importa, será otro desafío, habrá que ir a ver cómo le encontramos la vuelta para poder volver a involucrarnos.
- ¿Era necesario un golpe para despertar, no?
- Seguro, y tampoco es problema nuestro solamente. A España se le van los Gasol, Navarro… y tiene que arrancar de nuevo otra vez.
- A vos que te gusta la parte filosófica. El problema más grande que tiene el ser humano es aceptar la realidad.
- Y sí. Cuando me miro al espejo me quiero matar, entonces ya me miro medio de pasada. O cuando me lavo la cara y veo si no me quedó una lagaña, te duele la panza, no tenés más pelo, alguna arruga de más, y decís, ¿qué pasó? Entonces, ¿qué hay que hacer ahí? Y bueno, esto es lo que hay: actitud, fortaleza mental, y ya después no pasa nada, digamos. Explotás otra faceta que tengas. No podés explotar la juventud física, explotás la experiencia. Esto es así. Ahora, si vos te quedás llorando porque ya no tenés la panza chata que tenías antes o el pelo, y no te das cuenta que tenés más bagaje, más experiencia, más vocabulario, más roce de líder, te vas a quedar y no vas a dar pasos adelante. Acá hay un enorme desafío. A lo mejor el nuevo Ginóbili ya está jugando en una cancha por ahí, en cadetes o juveniles, y no sabemos.
- Recuerdo que la primera vez que le pregunté a Ginóbili por la renovación fue en el 2005, tenía 27 años. Era desesperación, ansiedad.
- Vos preguntaste algo que era coherente en ese momento. Hasta hace quince años atrás, los jugadores se retiraban en plenitud a los 31 años. Por ahí seguían dos años más. Hoy son diez años más de carrera, por la alimentación, por las zapatillas, por los pisos, porque tenés un esguince leve y no jugás dos partidos. ¿Por qué te creés que todos los ex jugadores que vos conocés de nuestra camada vienen hechos mierda o rengos? Porque jugaban con el tobillo roto, sin vendar y la rodilla rota…
- Y piso duro.
- Se infiltraban y jugaban, zapatillas de lona, sin la cámara de aire, e iban a jugar. Entonces se retiraban a los 30 años hechos mierda. ¿Hoy quién se imagina la edad que tienen estos jugadores? No lo pueden creer. Ginóbili con 37 te la vuelca en la cara. Entonces va a ser cada vez más normal eso, por lo tanto hay que evitar la ansiedad del recambio, hay que pensar que cuando tengan 31 ó 32, hay que decirle: “Che, dentro de cuatro o cinco años, cuando te vayas vos, ¿como la ves?”. Ha cambiado la cosa.
- Volviendo en cuanto a lo que te dije, tu posición ahora, ¿considerás que si o si tiene que ser un full time?
- No sé por los próximos dos años, aunque todo esto que estamos hablando indicaría que sería el momento ideal para tener dos años un full time que esté, no que maneje los formativos, pero sí que tenga relación directa con aquellos que los manejen, en cuanto a tener una buena comunicación, porque hay que viajar mucho también, porque el entrenador es como un director deportivo. Sería lo ideal que hagan gestiones para traer a los jugadores a los equipos para jugar acá. Ver que pasa en el mundo… si vos no sabes lo que pasa al más alto nivel, ¿Cómo te orientas hacia ahí?
- Dejamos de saberlo un poco porque dejaron de venir jugadores.
- Claro, nosotros no tenemos más el éxodo a Europa, y no lo vamos a tener en los próximos dos años. Algunos dicen ”no habrá talento”. No, los chicos que hablamos, Giorgetti, Brussino... estarían acá en Europa, todos, y más también, si estuviéramos 10 años atrás. Hoy es otra cosa, se cerraron las puertas por otro tema.
- Y aparte también porque bajó la economía.
- Por eso, hay crisis económica, cambiaron algunas reglas… entonces tenemos que venir nosotros acá, y los entrenadores también tienen que venir, tienen que venir para saber qué hay. ¿Por qué? Porque si no entrás en la ignorancia.
- A mi me pareció en este Mundial que, por primera vez en mucho tiempo,otra vez mirábamos a los griegos, a los croatas como esos seres lejanos que ves por TV
- ¿Si? Puede ser. Por eso hay que venir acá, armar amistosos acá, todo eso va a llevar mucha capacitación, mucho dinero, mucho contacto, mucha logística, ya no nos van a invitar como lo hacían antes, por lo menos por los próximos años. No va a venir José Luis Sáez a decir “mirá, quiero armar Argentina, Estados Unidos y España en el Palau Sant Jordi con 20.000 personas por partido”. Si invitan a alguno de Sudamerica será a Brasil el próximo año. No pasa nada. Nosotros tenemos que venir y jugar contra Ucrania, Polonia, Finlandia, Serbia C, porque no importa si salís en la foto, ahora ya no es de la venta del producto, de todas esas cosas que son importantes, ahora hay que fabricar un producto nuevo. Claro, cuando jugás con España salís en el diario Marca, estás en todos lados y todos hablan de vos, eso está lindo, en cambio si jugás con Ucrania, te enterás vos y ellos, nada más. Pero eso no importa, ahora hay que buscar otro perfil e ir, y que Delía juegue contra tipos de 2.12 ó 2.14, fuertes como una roca, por lo menos diez veces al año. Es una toma de conciencia, sino vos creés que te alcanza, porque Delía va a jugar en Obras, va a penetrar uno, se va a dar vuelta y le va a meter un tapón, va a defender a un jugador, lo va a llevar hacia adentro, y va a entrar en función de eso, y es absolutamente normal. A vos te pasa cuando venís a estos torneos que querés hablar mejor el inglés, y agregarle algún otro idioma más. Si vos esto lo tuvieras que hacer todos los días, vivís acá y tenés la Euroliga y otros eventos más, aunque no lo estudies ya hablarías, ya tendrías cinco preguntas en francés para hacer. Yo hablo portugués ahora, bah no lo hablo, es un idioma extraño, pero doy las notas y la conferencia de prensa y me entienden.
- En resumen. ¿Sos optimista o depende?
- Siempre soy optimista. En cada cosa lo fui y no voy a dejar de ser optimista con Argentina. No estamos hablando solamente de los últimos diez años, lo que pasa es que antes no éramos tan concientes de esto. Ahora sabemos cuál es el secreto. Imaginate si Campana, Milanesio, el loco Montenegro, hubiesen tenido roce internacional jugando acá… olvidate, eran unos monstruos. Campana y Milanesio están a la altura de cualquier jugador que vos veas por este hotel. ¿Sabés cuánta gente nos para a nosotros y nos dice “che, había uno con el nueve, otro con el cinco, que eran animales”. Y a mi me agarra Carlos Arroyo el otro día y me pregunta en Sevilla “¿Cómo se llamaba el base que jugaba en Real Madrid, morochito, alto?” Victoriano le digo, entonces le dice al kinesiólogo, “no sabés lo que era ese jugador, yo lo quería copiar a él, y había otro ancho, jugaba de dos o tres, tirador, Palladino… vos no sabés lo que eran esos dos, yo los admiraba tanto, yo estaba empezando a nivel internacional y los miraba a ellos”. Y para nosotros todo muere en Ginóbili, en Scola, siempre en lo mismo. En Argentina hay madera pura, lo tenemos que reconocer, no somos potencia pero hay madera, y hay potencial. Fuimos campeones en 1950, creamos la Liga Nacional y tuvimos un éxodo. Eso no está más. Hay que mejorar el programa de detección de talentos y de altura de los clubes, tienen que tomar conciencia que son ellos los que tienen que agrandar la base de la pirámide, y no tener que estar esperando que el entrenador del Sub 19 necesite veinte pibes de concentración y todos quieren manotear de ahí, se achica y no hay más.
Fabián García (Enviado especial a Madrid, España)
En Twitter: @basquetplus