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Por años, la NBA ha estado dominada por las mismas caras, con pocas variantes en ese escenario. De hecho, desde el 2000 en adelante, las finales de la competencia siempre han tenido a Kobe Bryant, Shaquille O´Neal, Tim Duncan o LeBron James en sus filas. Si bien tres de esos astros ya están retirados, James sigue en el pico de su carrera y ha alcanzado siete finales de manera consecutiva. Sin embargo, como todo proceso, está destinado a llegar a su final y el cambio de esa realidad dentro de la NBA parece estar cada día más cerca.

Varias apariciones en esta 2017/18 prometen acelerar esa transición, con una generación que tranquilamente puede transformarse en la nueva elite de la competencia. Lo cierto es que desde el 2003 (quizá ni siquiera en esa ocasión al nivel de ahora), no se ve un grupo de novatos con el impacto que están teniendo los de esta temporada. Desde primeras opciones de sus equipos a excelentes jugadores de rol, la NBA ha encontrado una inyección de juventud que promete haber llegado para quedarse.

Como toda gran generación, la 2017 precisa tener algunos referentes inequívocos a la hora de pensar en futuros (o actuales) jugadores franquicia. Y en el tope de esa pirámide, encontramos buenas variantes: el australiano Ben Simmons (76ers) es de lo más versátiil que ha llegado a la liga desde LeBron, con enorme facilidad para jugar hasta cuato posiciones y comandar la base desde su gran estatura; Donovan Mitchell (Jazz) es el escolta soñado para el básquet de hoy, con gran mano, capacidad atlética e intensidad defensiva, que ya lo han llevado a establecer varios récords con sus actuaciones recientes; Lauri Markkanen (Bulls) es de los pocos puntos positivos dentro del mal año de Chicago, mientras Dennis Smith (Mavs) es la definición del base explosivo tan buscado en este momento.

Todos los mencionados son primeras o a lo sumo segundas opciones en sus equipos, incluyendo un par de candidatos a entrar a playoffs como Sixers y Jazz. Pero además, la generación 2017 tiene a varios otros jugadores que sin ser los máximos protagonistas de sus planteles, están redondeando temporadas excelentes: Kyle Kuzma (Lakers) trae energía y ofensiva instantánea desde el banco de Los Angeles; Jayson Tatum (Celtics) tranquilamente podría ser el máximo favorito a Rookie del Año en cualquier otra temporada, dándole una gran mano al puntero Boston en ambos costados; el atlético John Collins (Hawks) es lo mejor que le ha pasado a Atlanta en el último tiempo; mientras que Jordan Bell (Warriors) se ha ganado un lugar en el campeón Golden State con su eficacia (74% de cancha) y explosión cerca del aro.

La lista es tan profunda, que estamos dejando afuera a otros muy buenos jugadores que ya han demostrado tener futuro estable en las rotaciones NBA, como Frank Mason, Dillon Brooks, OG Anunoby, Luke Kennard, Jonathan Isaac, Bam Adebayo, Frank Ntilikina o Jarrett Allen, entre otros. ¿Lo más increíble? Todo esto cuando aún no han terminado de explotar varios de los que eran considerados los mejores proyectos del último Draft, como Markelle Fultz, Lonzo Ball, Josh Jackson y De´Aaron Fox, quienes no solo siguen teniendo potencial para mejorar, sino para eventualmente transformarse en figuras.

En la NBA se dice que es prácticamente imposible ganar con los jóvenes, pero la clase de este año parece estar desafiando esa afirmación, no solo mostrando futuro, sino también presente para contribuir activamente en sus equipos. LeBron, Curry, Durant, Harden, Westbrook y compañía, todavía tienen varios años por delante en el centro de la escena. Pero atención, porque más pronto que tarde, esta excepcional generación promete empezar a desafiarlos.