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Desde su llegada a Quilmes, Eric Flor se consolidó primero como una de las revelaciones de la Liga y a partir de la 2017/18, definitivamente como uno de los jugadores más determinantes del certamen. Ahora el escolta ha decidido tomar un nuevo rumbo en su carrera, llegando a un Boca Juniors que pretende armarse para pelear más arriba que en las últimas campañas. Sobre esto y sobre su enorme progreso, hablamos con Flor.

- Ya se hizo oficial la llegada a Boca, ¿cuáles son las primeras sensaciones y análisis que hacés de tu llegada?

. La verdad que contento. Es un club muy grande, con mucha infraestructura y ganas de volver a estar entre los grandes. Muy contento por el interés y por la oportunidad de llegar a un club con esas expectativas. Ya con ganas de que llegue el momento de poder conocer el club, conocer las instalaciones y ya arrancar.

- Está claro que este año Boca está armando un plantel más competitivo que en temporadas anteriores. No sé si ya hablaste algo de eso con Narvarte, pero es lo que se percibe en este mercado.

. No sé si más competitivo. Cada uno aprende de sus errores y como me dijo Guille hace un par de días, están yendo a un proyecto de por lo menos dos años. Hay jugadores que quieren mantener por ese plazo y creo que esa también son cosas que influyen para que un equipo pueda llegar a tener éxito.

- ¿Qué te significa llegar a Boca, no solo en lo basquetbolístico, sino a un club de esa importancia en lo general?

. Es algo que me pone muy contento. Cuando salieron las opciones que tenía, aún sin haber tomado una decisión, siempre que pensaba en Boca, pensaba en eso: en lo que significa como institución, como club, más allá de la oportunidad de crecer deportivamente para mi. Es uno de los clubes más grandes de Argentina, sino el más y eso hace que sea muy lindo para uno tener la posibilidad de representarlo.

- Imagino que tampoco habrá sido sencillo dejar Quilmes, más allá del salto que estabas buscando dar, porque te ha tocado vivir cosas muy fuertes en ese club. Fueron dos años donde te consolidaste como una de las máximas figuras de la Liga.

. Sí, es como decís, en Quilmes viví cosas increíbles, inexplicables. Me encontré con el lugar perfecto para desarrollarme, un lugar perfecto para ese momento de mi carrera. La verdad que lo disfruté muchísimo y sé que la gente de Quilmes también lo disfrutó muchísimo. Es un poco doloroso, pero son decisiones que hay que tomar para pensar en mejorar cada día y que la carrera de uno siga progresando.

- ¿Proyectabas un salto tan grande en tu carrera hace dos o tres años o ni pensabas que podía darse?

. No, si te dijera que sí sería mentira. Sé que San Lorenzo me vino muy bien, aprendí muchísimo y me entrené muchísimo. Me dejó listo para cuando tuve la oportunidad en Quilmes. Así todo fue muy rápido como progresó todo. En estos dos años viví muchísimas cosas, que me hicieron por ejemplo, terminar en la selección. Hay que estar preparado para todo lo que le toque vivir a uno en la vida, aprovecharlo y tratar de seguir mejorando.

- ¿Por dónde pasó el click: en lo basquetbolístico, en lo físico, en lo mental?

. Creo que hay un poco de todo eso. Me parece que el momento que un jugador se vuelve desequilibrante es cuando todo lo que entrena y todo lo que aprende lo puede llevar al juego. Eso fue exactamente lo que me pasó a mi. Cuando pude empezar a llevar esas situaciones de los entrenamientos, a lo partidos, se me hizo un poco más fácil empezar a jugar.