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Extranjeros que hicieron historia: Mike Wilson

21:16 20/04/2020 | El alero llegó a la Argentina muy joven para jugar por Firmat FC y terminó quedándose 13 años, hasta convertirse en símbolo de sus equipos.

Wilson con Olimpia en 1996, en el que fue su único título de LNB (Foto Marcelo Figueras)

Los extranjeros fueron una pata importante en la historia de la Liga Nacional, pero sobre todo en los primeros años de la competencia, cuando le daban un salto de jerarquía a un torneo que arrancaba y que necesitaba refuerzos que le permitieran crecer. 

En 1986 la Liga tenía mucho de folclore y una cantidad de equipos importante de ciudades pequeñas del interior, como Esperanza, Cañada de Gómez o Firmat, todas en la provincia de Santa Fe, siempre muy basquetbolera y enormemente entusiasta con la nueva competencia. 

Firmat, justamente, tenía dos equipos en la máxima categoría y ese año, 1986, uno de ellos (Firmat FC), fichó a un joven alero de 23 años llamado Michael Lamont Wilson. El equipo había tenido un mal arranque y ocupaba los últimos puestos, dirigido por Mario Guzmán, pero luego, aprovechando una reglamentación absurda, terminó en semifinales. 

¿Cuál era esa regla? Que el que ganaba cada serie de playoffs tomaba la mejor ventaja de localía del enfrentamiento. Esto es, si el 7 le ganaba al 2, tomaba la ventaja de localía del 2. Eso ocurrió con Firmat, que derrotó a uno de los grandes favoritos al título, el Sport Club de Najnudel y Campana, y se quedó con la ventaja para jugar contra Olimpo de Bahía. Ya le había ocurrido lo mismo en la serie previa ante Unión de Santa Fe, otro de los cucos del año (Flor Meléndez DT, Uranga, Montenegro, Lance Ball, Camisassa, etc, aunque la mayoría se fue antes por problemas económicos). Sin embargo, en las semis, los firmatenses perdieron 3-1 tras una increíble historia en el segundo juego, en Firmat, que merecerá otra nota. 

Wilson se quedó un año en Firmat, promediando en ambos la misma cantidad de puntos, 26.9, por lo que se convirtió en uno de los extranjeros más buscados del mercado, terminando en River en 1988. Ahí comenzó su recorrido exitoso en la LNB. Con River llegó a la final en 1988 (0-3 vs Atenas) y luego se fue a Sport en 1990, donde vivió exactamente la misma situación (final 0-3 vs Atenas). 

Luego se fue a Quilmes a la Liga B, ascendió a la A y se quedó dos años, siendo ídolo total. En 1993/94 pasó a Independiente de Pico, en donde terminó mal, porque abandonó al plantel antes de la final contra Peñarol acusando la muerte de su abuela. Nunca se lo perdonaron. Al año siguiente fichó en Valle Inferior de Viedma y en 1995 arribó a Venado Tuerto, donde conseguiría finalmente su único anillo de campeón con aquel maravilloso Olimpia de Montecchia, Victoriano, Racca, Jadlow, Uranga y él, obviamente. 

Tras los problemas económicos en Venado, se fue a Gimnasia de Comodoro, ya veterano, y terminó su carrera profesional en el lugar donde había sido más feliz: Venado. Con Olimpia cerró la campaña 1998/99, con 36 años, siendo todavía importante para el equipo. 

Mike Wilson era todo un crack. No solamente jugaba con el corazón, siendo un enorme jugador de equipo, sino que era la alegría fuera de la cancha. Quizá demasiada alegría. Le gustaba la noche como a pocos, aunque siempre fue un gran profesional. Se puso nada menos que 8 camisetas distintas en la Liga A, y en todas (salvo Independiente), dejó un recuerdo imborrable, por eso hoy lo recordamos. 

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