NBA 2017/18

Draymond Green: odiame mientras gano

09:39 10/06/2018 | El titular es lo que parece decir a sus rivales, al mundo, en cada segundo, en cada partido, el demonio desatado que Draymond Green lleva dentro.

Green alcanzó su tercer título NBA

Tres anillos de campeón, la rabia de todas las aficiones rivales (especialmente la de Ohio, a la que tiene condenada) y el odio de cualquiera al que haya tenido que enfrentarse. Draymond Green no deja indiferente absolutamente a nadie, como buen provocador que es. Mientras, su coach Steve Kerr asegura que el ala-pívot 'para todo’ de 28 años estará un día en el ‘Hall of Fame’ del baloncesto mundial, y lo dice un tipo que ganó tres títulos compartiendo vestuario con un tal Dennis Rodman. El técnico de los Warriors sabe bien lo que le da su querido baluarte defensivo, el líder de su vestuario.

Subir el listón

En las protestas a los colegiados, en los mensajes al rival cara a cara, en los gestos al público pidiendo que le abucheen, en jugarse el físico por cada balón suelto, en los golpes y agarrones que crispen al rival. Para todo ello Green sube el listón al máximo de lo permitido o más allá. Él no sale a la cancha a jugar, sale a combatir. Y, mientras tanto, sabe lograrlo produciendo un baloncesto de nivel All Star. Capaz de ejercer como alero, como ‘cuatro’ y también de falso ‘cinco’, defendiendo dichas posiciones con maestría. Rebotea la pelota, la sube controlada, la pasa con precisión o acelera para penetrar como un camión de mercancías: líder de los Warriors en play offs tanto en asistencias (8.1 por partido), rebotes (11.6), robos (1.9) como en tapones (1.5), su influencia resulta absoluta. Está en todas partes.

Elite de la NBA

Sus últimas temporadas se han caracterizado por encumbrarle al ‘Top 5’ de la Liga en producción y diferencia de su equipo a favor mientras él está en cancha. Lo más apasionante de Green para sus técnicos y compañeros es que les hace ganar. Y le aman por ello. Aguantan las broncas y el tsunami de su temperamento porque saben que, en el fondo, no pueden reprocharle nada a un tipo que les entrega el alma y el corazón al 100% cada día. Grita, está en cada altercado, en cada pelea, sale en defensa de los suyos a cada ocasión… Y no duda en usar tretas como enganchar brazos y piernas con los rivales hasta sacarles de quicio. Medirse en duelo con él es un infierno que pocos aguantan y que el propio Green convierte en show, mientras recibe técnicas por parte de unos árbitros que le permiten más que a cualquier otro, tal es el nivel al que los ha acostumbrado. ¿Quieren odiarle? Háganlo. A él, con el premio al ‘Defensor del Año’ en la campaña 2016/17 y los tres nombramientos como integrante del ‘Mejor Equipo Defensivo’ (en el ‘Segundo Equipo NBA’ este año) bajo el brazo, sólo le hará sonreír. Y, mientras, seguirá coleccionando anillos.

 

Por David Carro Funes (Enviado especial a Cleveland)

 

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