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En las próximos días estaremos observando los últimos pasajes de Gabriel Deck en la Liga Nacional, al menos en su primera etapa en la competencia. El santiagueño ya tiene todo acordado para irse al Real Madrid a partir de la próxima campaña y si bien aún resta definir si jugará allí o será cedido, es un hecho que dará el salto a Europa.

Sin embargo, antes tiene un desafío para nada menor: ganar su tercer título en cuatro años, en esta ocasión, ya asentado como el MVP y el jugador más determinante de toda la competencia. En el 2015 con Quimsa y en el 2017 con el propio San Lorenzo, ya fue clave. Pero el 2018 lo encuentra aún en un escalón más alto. Es el argumento principal de la ilusión del Ciclón. Es el foco de la preparación defensiva de San Martín. Es el infaltable, el que aún jugando en una pierna, le da a su equipo un salto de calidad imposible de encontrar en cualquiera de sus otras figuras.

Lo cierto es que pase lo que pase ante los correntinos, Gabriel Deck dejará la Liga habiendo marcado una huella. En una era que necesitaba un sucesor para el reinado de Leo Gutiérrez, el de Colonia Dora se subió a un pedestal al que pocos han accedido y muchos menos a su edad. Dominar una Liga tan exigente como esta, no es para cualquiera. Hacerlo aún como ficha U23, queda reservado solamente para algunos tocados por la varita.

La salida del alero del torneo dejará un vacío similar al que se ha generado tras la despedida de otras estrellas. Habrá jugadores que compitan por subirse a ese lugar de privilegio, pero creer que el próximo Deck aparecerá rápido, sería mentirnos a nosotros mismos. Los cracks son irrepetibles y ¿alguien puede dudar a esta altura que estamos en presencia de uno de ellos?

Por eso, más allá de los favoritismos para uno u otro equipo, no hay que perder la oportunidad de disfrutar de los últimos días de Deck en la Liga. Pronto, pasará a ser uno de los astros a los que solo podemos ver por la tele o imaginar en el análisis de alguna crónica, pero hoy todavía es de los nuestros y será tanto una bendición para San Lorenzo, como un problema para San Martín. Nos quedan entre cuatro y siete partidos para apreciar su grandeza. No miremos para otro lado.