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"Lo primero que me pregunto es: ¿cómo es posible que solo haya dos árbitros en un partido retransmitido por televisión nacional? Me agarraron y sujetaron en exceso. En un partido profesional, y más aún, retransmitido por televisión nacional, no se puede permitir que solo haya dos árbitros. Se dejaron de señalar muchos contactos que cambiaron la dinámica del encuentro", cuestionó energicamente James Harden tras el partido. Resulta que Mark Lindsay se lesionó en la espalda durante el calentamiento y, como no había ningún árbitro de reemplazo, las labores de arbitraje recayeron solamente sobre sus otros dos compañeros del terceto.

Este dato, enormemente llamativo, pudo ser tranquilamente lo más destacado de la noche en Boston. Pero lo que sucedió en el partido entre Celtics y Rockets dejó totalmente en segundo plano aquella eventualidad. Los dirigidos por Brad Stevens entraron en otra sintonía, llegaron a perder por 26 puntos en la primera mitad y cerraron el primer tiempo con una desventaja de 24 unidades (62-38). 

Para cualquier equipo ese marcador podría llegar a significar una distancia irremontable, pero esa palabra no entra en el diccionario de estos Celtics. Han ganado ocho de los doce partidos en los que llegaron a perder por al menos 12 puntos. Y anoche volvieron a alimentar esa mística en un partido muy polémico y en el que hubo quejas de todos lados. Los dos árbitros que se encargaron de dirigir se vieron abrumados ante el desarrollo del juego y se perdieron varias jugadas importantes. 

"Les dije a mis compañeros que únicamente había dos árbitros, que teníamos sacar ventaja de ello", confesó Kyrie Irving luego del encuentro. Y vaya si lo hicieron, con una defensa sobre James Harden que siempre estuvo sobre el límite y que se pasó un poco del mismo en los minutos finales. Finalmente un doble de Al Horford cuando faltaban un puñado de segundos le dio la ventaja 99-98 a los Celtics, que fue la primera del juego y la definitiva.