Luego de la final ante Francia, los jugadores de la selección Argentina, hicieron un balance del torneo y de sus experiencias indivudales. En este caso, Ignacio Alessio, que debió afrontar los desafíos de cambiar su rol, de ser un interno potente a jugar de cuatro, y la experiencia de los más jóvenes, como José Vildoza y Máximo Fjellerup
Para Ignacio Alessio, la oportunidad de la selección, implicó también desafios nuevos en su rol en la cancha.
¿Qué balance haces del torneo que tuvo Argentina en esta copa?
Creo que el balance es más que positivo, porque a todos nos sirve muchísimo venir a jugar un torneo de estas características, y con jugadores de alto nivel. Creo que cada uno de mis compañeros, y en el personal, nos hemos sentido orgullosos de poder ser parte de esto, y dejar a Argentina lo mejor posible, porque dejamos todo para terminar lo mejor posible, quizás no pudimos cerrarlo como queríamos, pero el balance es positivo.
Hay mucho por mejorar, hay jugadores muy jóvenes en el equipo y han jugado muchos minutos, quizá no tanto como suelen jugar en sus equipos de liga, pero esto te lleva a que levantes tu nivel de concentración, de juego, todo suma y ayuda a que sigamos creciendo. Sabemos que hay mucho por trabajar, y esto nos pone con ganas de más
-¿En lo personal que te ha dejado la experiencia de ser parte de la selección, y el rodaje que de este tipo de torneo?
Disfruté de haber sido convocado, ser parte de esto me pone contento y feliz para poder seguir trabajando. Mis objetivos eran poder adaptarme lo más rápido posible a lo que el cuerpo técnico pretendía de mí. Lo importante era sumar cada vez que estaba en la cancha.
-El básquet internacional tiene otras exigencias, principalmente en tu puesto, donde la talla se ha elevado. ¿Cómo resultó para vos este cambio?
Esta experiencia de haber jugado en una posición diferente, me hizo trabajar mucho en la posición que me tocó jugar (ala pivote), porque a nivel internacional quizá quedé bajo para jugar de cinco, y en la Liga Nacional lo hago. Acá tuve que jugar más de frente al aro, y trabajar mucho la posición, cómo defender y atacar a los rivales, jugadores más versátiles y dinámicos, pero ha sido un aprendizaje para lo que viene, y esto me da gana de seguir trabajando y mejorando, porque para jugar a este nivel no alcanza el día a día, hay que dar un plus, un extra en todo sentido, desde lo personal a lo grupal para poder hacer una gran performance. Esta experiencia me ayudó a trabajar mi juego para la liga nacional, porque en estos torneos te das cuenta, que tenés que ponerte a la altura, y con trabajo se puede lograr.
José Vildoza, fue uno de los jugadores más jóvenes que integró el plantel de la selección. Con 19 años, el jugador Libertad, fue uno de los debutantes en la selección mayor.
-¿Qué balance haces del torneo, en lo personal y colectivo?
-El balance fue positivo, somos un equipo joven, para algunos es la primera vez en una selección mayor, y llegar a una final en una copa tan prestigiosa como es esta es algo más que positivo, aunque nos quedamos con tristeza por no poder hacer un buen juego en la final.
En lo personal es una gran experiencia, el roce internacional es diferente al de la liga y te enriquece más el juego, te hacer tomar el juego de otra manera. Todavía hay muchas cosas por mejorar, pero me voy contento por todo el aprendizaje que me llevo de esta gran experiencia.
-Después del torneo y la experiencia con la selección, ¿qué expectativas tenes para el futuro?
-Las expectativas siempre son altas. Cuando llegue a la Argentina, tengo que enfocarme de lleno en lo que viene con libertad. Esta experiencia con la selección deja en claro que la competencia internacional tiene la vara muy alta, y tengo que seguir entrando para estar a la altura.
Otro de los debutantes, y uno de los más jóvenes del plantel, fue el escolta de Bahía Basket, Máximo Fjellerup, que a pesar de no poder jugar todos los partidos, por una lesión, destacó como positiva la experiencia. “Cada experiencia internacional siempre cuenta, y siempre sacas algo bueno para mejor, y para poder medirte con jugadores de otros países. Vestir la remera de la selección siempre es un orgullo, cada vez q te la pones sentís algo diferente, y das lo mejor para el equipo. Por ahí no pudimos alcanzar el primer puesto, pero la experiencia fue muy positiva”, señaló
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