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La relación entre Andrés Nocioni y Dusko Ivanovic tuvo episodios increíbles como para hacer un libro solo con ellos dos. Y el inicio no fue nada fácil para el argentino, que recibió la reprimenda del montenegrino apenas vuelto de su préstamo en Manresa en la LEB en la 2000/01.

En el libro El Chapu, Memorias de un guerrero, el argentino recordó ese primer entrenamiento y partidos en el cierre de la temporada. Como el final de la LEB fue antes que el de la ACB, viendo lo que había hecho Nocioni, el Baskonia lo rescató para los últimos partidos de la temporada 2000/01. “Jugué un partido, un minuto, contra el Madrid, en semifinales. La verdad es que todavía no sé por qué. Entré en el primer tiempo y no hice nada. Perdí una pelota y Dusko me sacó. Creo que tuvo que ver con algo que había pasado el día anterior” contó el argentino.

Y ahondó en la anécdota: “Hubo sesión de tiro y yo llegué 90 minutos tarde, porque había cambio de hora, y a mí se me pasó. No había tanta tecnología. Puse el móvil en silencio, desayuné y, cuando lo prendí, tenía como 10 mensajes de Patxi, el delegado. Me estaba avisando que llegaba tarde. Agarro el auto y, cuando estoy llegando a la cancha, veo salir a Fabricio en su coche. Baja la ventanilla y me pregunta a dónde iba. ‘A entrenar, ¿y vos?’, le digo. ‘Me voy a mi casa’, me contesta. ‘Pero no vas a llegar a la práctica’, digo yo. Me mira, se ríe y se va. Cuando entro, lo veo a Ivanovic, que ni me saluda. Supongo que fue por eso que no jugué, pero nunca me lo dijo”.

Comenzaba así una relación muy especial entre Nocioni e Ivanovic, dos personalidades fuertes, tozudas, que generarían roces permanentemente, pero siempre dentro de una situación de respeto mutuo, aunque muchas veces al límite. “Dusko nunca me habló. Ni ese año ni el siguiente. Quiero decir hablarme a mí puntualmente. Y creo que en la temporada que se venía jugué porque por cambios reglamentarios el Baskonia no pudo mantener a Stombergas y Timinskas, y no tuvo otra que ponerme”.