Especiales

De codearse con Popovich a directivo del Thunder, la historia de Sam Presti

20:33 13/04/2021 | En un campus convenció a Buford y a Gregg para que lo contraten. Empezó ganando 250 dólares. Hoy es uno de los mejores gerentes NBA.

Presti en el Thunder (Foto: Clutchpoints)

Aspen, Colorado. Un lugar en el que los lujos abundan y las esferas de la alta sociedad se mezclan. Nieve, pistas de patinaje y esquí, dinero y diversión al montón. Detrás de las desafiantes, pero entretenidas montañas hay una cancha. Un campus de básquet se desarrolla anualmente y los directores son Gregg Popovich y R.C. Buford. 

-Necesito irme con ustedes a San Antonio- confesó el imberbe.
-Bueno, ¿aceptarías 250 dólares al mes?- respondieron al unisonó los dos de San Antonio.
-Claro, cuenten conmigo- explicó el niño.

Ese joven era Sam Presti y en ese momento no era el vicepresidente y gerente general del Thunder, el nuevo equipo de Gabriel Deck, sino un ayudante de los entrenadores en el campus. ¿Cómo llegó ahí? Eso está por verse. Primero hay que viajar a su niñez. 

Nacido en Concord, Mass, fue el único hijo de un matrimonio cuyos padres se divorciaron cuando él era un adolescente. No era un gran estudiante en Concord-Carlisle Regional High, la escuela secundaria a la que asistió, pero, poco a poco, fue ambientándose y siempre acompañado de su amor por el básquet, el cual le permitió ganarse el apodo de Bob Sura, en honor a la leyenda de Florida State que supo competir diez temporadas en la NBA.

Jugador de equipo, Presti rápidamente llamó la atención y eventualmente se inscribió en Virginia Wesleyan, pasando ahí dos temporadas para luego trasladarse a Emerson College. Quería estar cerca de Boston y ese era el lugar indicado. Como junior y senior se erigió como el capitán del equipo. Era un líder innato que no tenía miedo de hacer el trabajo sucio y por eso todos sus compañeros lo respetaban.

“Así fue desde el día en el que lo conocí. Será así hoy, mañana, la próxima vez que hable con él ... ¿Cómo es que alguien se mantiene igual de exigente durante tanto tiempo?", confesó su entrenador en Emerson, Hank Smith, en una entrevista para The New York Times.

Esa exigencia la trasladaba a todos los ámbitos de su vida y fue una buena acción la que le abrió una nueva puerta hacia su futura profesión. Un compañero de su equipo en Emerson se lesionó y estaba pensando en renunciar a su carrera como basquetbolista, pero Presti lo convenció de que continuara. Por suerte, este jugador le hizo caso y siguió compitiendo.

El padre de ese jugador era el superintendente de escuelas en Aspen, Colorado. Cada verano, el entrenador de San Antonio, Gregg Popovich, y el gerente general, R.C. Buford, dirigían un campus de básquet en la zona y necesitaban un ayudando de entrenadores más. El político pensó en el joven que había ayudado a su hijo sin dudar. 

Con la determinación de siempre, Presti reunió dinero para hacer el viaje y el último día convenció a Buford de que lo llevara de regreso a San Antonio como pasante. ¿Su salario? Apenas 250 dólares al mes. ¿La oportunidad? No tenía precio.

Presti pronto impresionó a Buford, Popovich y otros en la organización de los Spurs con su energía y diligencia. Abordó todas las tareas habituales de becario interno, tanto las que estaban relacionadas con el básquet como las de otro tipo. 

El aprendizaje fue recíproco entre Buford y Presti. De hecho, Sam fue ascendido rápidamente en las filas de San Antonio, y su momento característico llegó en 2001. Para entonces, trabajando como asistente del gerente, estudiando detenidamente videos con R.C., el joven se encontró con un base de Francia que no se había mostrado bien en su primera práctica con los texanos. ¿Saben quién era?

Presti vio algo en él y armó un compilado con el objetivo de mostrar lo bueno que era, influenciando a los directivos y, especialmente, a Gregg Popovich para que lo trajeran de regreso para una segunda prueba. Tony Parker, seis veces All-Star de la NBA, cuatro veces campeón de la NBA y MVP de las Finales de la liga en 2007, tiene mucho que agradecerle al bueno de Sam, que no se rindió y fue en busca de la contratación.

Esa decisión fue el preludio de otra cadena de grandes acciones y en 2007 Lenny Wilkens, quien era el presidente de los Supersonics, necesitaba un nuevo gerente general. Entrevistas fueron, entrevistas vinieron, ninguno era lo suficientemente bueno. Pero el dueño del equipo, Clay Bennet, que fue socio de los Spurs en su momento, se reunió en solitario y sin decirle nada a nadie con un tal Sam Presti...

Entre críticas y dudas el nuevo gerente de los Sonics terminó siendo Sam y la situación en Seattle empezó a cambiar, para bien y para mal. Decían que era el títere del dueño del plantel y una distracción mientras toda la cúpula preparaba su traslado a Oklahoma City, dejando a una ciudad a oscuras. Además, las decisiones de traspasar a Ray Allen a Boston y a Rashard Lewis a Orlando tampoco ayudaron. Eran dos de las principales figuras del plantel.

Todo eso pasó en una vuelta a la manzana, pero tres semanas después de haber asumido empezó verdaderamente su revolución. Eligió a Kevin Durant en el pick dos del Draft 2007 y se quedó con quien convertiría a la franquicia en una amenaza para toda la NBA. Y un año después hizo lo propio al seleccionar a Russell Westbrook en el pick cuatro. ¿Y después? En 2009 arribó James Harden gracias a la selección de Presti. En cuestión de minutos Oklahoma City consiguió un excelente trío y en 2012 el elenco llegó nada más y nada menos que a las finales de la NBA en 2012. 

Nadie lo pudo haber hecho mejor. Nadie. El niño maravilla sí, y lo suyo, otra vez, recién estaba empezando.

Poco a poco la reconstrucción se fue dando y aquel trinomio terminó partiendo. Presti tenía su propio plan y todo marchaba bien en su cabeza. Finalmente consiguió 17 elecciones de primera ronda y otras 17 de segunda. Su equipo posee el quinteto titular más joven de la NBA y el diseño de la ejecución apunta al desarrollo, con Gabriel Deck siendo parte del proceso con contrato garantizado por lo que queda de la temporada. 

Esa transición será lenta, pero la carrera de Sam Presti tiene poco de eso. Aprendió rápido, se comportó como en la cancha, se adaptó a los cambios y dominó en el intento. Trabajo, trabajo y más trabajo, la única fórmula de cumplir los plazos. 
 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

Compartir