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Joel Embiid y Nikola Jokic están en su tercer temporada de disputa por el MVP. Con el Joker en primer lugar las dos veces que pelearon por el trofeo, a mediados de esta temporada la historia parecía repetirse. Y esta vez, su caso era más fuerte aún: no sólo es el jugador más eficiente y completo de la liga, sino que ahora Denver logró ser el mejor equipo del Oeste. 

Sin embargo, este último mes Jokic mostró, sin ningún miedo a quedar expuesto, que el tercer MVP no le importaba para nada. Rachas perdedoras de Denver cuando Philadelphia empezó a ganar cambiaron la narrativa sobre el premio, que empezó a tener escrito el nombre de Joel de a poco. Es verdad que a Jokic no le interesa igualar a Larry Bird. Es verdad que no quiere ese peso en su legado si no gana un anillo, como lo tiene Steve Nash (dos MVPs seguidos). Sin embargo, las heróicas actuaciones de Embiid son merecedoras del premio, sin importar el juego de Nikola. 

Joel Embiid ha tenido 3 juegos de +40 puntos en los últimos 11 partidos. No sólo eso, sino que ayer anotó 52 en la victoria ante los Boston Celtics, el mejor equipo defensivo en toda la liga a juzgar por los números. Embiid quiere y necesita ese MVP para poner fin al reinado de Jokic. Es una misión personal para él, que se siente robado de otros años. En 2023 vio su chance, elevó el nivel de su juego más que nadie en el último par de meses y es el justo favorito para el galardón.

El partido de anoche solamente justifica a Embiid como el MVP de la liga. Por un lado es deportivo: se ha destacado como pocos. Por el otro es la narrativa: Jokic ya tiene dos, y no mostró ni un dejo de interés en conseguir el tercero. El hambre de Embiid para quedarse con el premio es notable, y también por ello debería ser premiado. Ni el mismo Giannis, de una increíble temporada, está tan ilusionado con el MVP. ¿Por qué? Bueno, Giannis ya consiguió sus dos trofeos, no tiene necesidad. En cambio Joel lo ve de otra forma, como si el básquet le debiera ese premio escurridizo que nunca puede ganar.

A Embiid, ganar el MVP le cambia la ecuación como a nadie. Su cruzada personal de estas últimas temporadas ha sido excelsa, pero no alcanzó para derrocar a un desinteresado Jokic que lo ganó dos veces, casi que sin intentar hacerlo incluso. Eso pone una mancha en el legado de Embiid, según hace notar el mismo jugador con sus constantes declaraciones sobre el premio, y por ello necesita tanto solidificar con un MVP su increíble nivel en las últimas temporadas. Para su fortuna, ese esfuerzo parece que será premiado de una vez por todas.