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Recibió un disparo y casi se murió cuando apenas tenía cuatro años, nadie lo eligió en el Draft de la NBA en 2008, tuvo que irse al extranjero a hacerse un nombre y regresó reinante a la liga de Estados Unidos para luego partir de nuevo y continuar su vida internacional. Sundiata Gaines podría escribir un best-seller de su vida y todos lo comprarían. 

Jugó en Italia, Israel, Uruguay, Venezuela, Israel y Arabia Saudita. Dio la vuelta al mundo en más de 80 días y todavía le queda nafta para continuar haciéndolo. En el país árabe disputó la temporada anterior, en un equipo llamado Al Hilal Riyadh.

La tragedia, sin embargo, golpeó su puerta cuando su madre, Ayanna Kofi, falleció el 18 de abril del año pasado a causa del Covid, con solo 68 años... "Fue la primera vez que alguien cercano a mí se murió. Es duro, pero mi hermano y yo estamos aguantando bien la situación, tomándolo día a día", confesó en una entrevista para el portal AJC.

Los contratiempos lo siguieron desde siempre, pero la vida también se tomó el tiempo de premiarlo. El caso de mayor renombre en Estados Unidos fue cuando se convirtió en el héroe desconocido de Utah, en un conjunto que no tenía quien lo salve. 

La fecha era el 14 de enero de 2010 y para entender lo que pasó hay que extender la línea cronológica. Firmó un contrato de diez días con los Jazz el cinco de ese mes y en cuestión de segundos tuvo que subirse a un avión para con destino a Utah. Poco a poco fue cobrando relevancia y apenas nueve noches después, en su quinto partido con la franquicia, convirtió el triple de la victoria a falta de dos segundos para que los de Salt Lake City derroten a los poderosos Cavaliers de LeBron James (97-96).

Un día después de esa inverosímil velada los Jazz lo renovaron por el resto de la temporada. Gaines tuvo su momento Jeremy Lin y debía ser premiado. Allí se mantuvo hasta el final de la campaña y el 20 de marzo del 2011 firmó un contrato multianual con los Nets, que nunca pudo aprovecharlo por sufrir una lesión de cadera que lo marginó para siempre de la NBA.

Desde ese momento, Gaines se transformó en un trotamundos. "Mirando hacia atrás, siempre será una bendición haber llegado a la NBA. Nunca supe cuánto tiempo jugaría. Pero saber que tenía el talento, que era capaz, es lo suficientemente bueno para mí. Y pude continuar mi carrera y viajar por el planeta. Para ser honesto, probablemente no habría ido a la mayoría de esos países. Tal vez a uno o dos de vacaciones, pero desde luego no viviría allí durante meses como lo hice. ... no me arrepiento de nada".

Uno de esos lugares pronto será Argentina y Sundiata quiere dar sus últimos pasos como basquetbolista profesional, haciendo lo que le gusta como cualquier pibe que disfruta. 

Las lesiones, las balas, las muertes y las tragedias lo marcaron, un balón y una pasión lo salvaron.  

Ignacio Miranda/ [email protected]
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