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La WNBA no es la NBA. Eso está clarísimo. Y menos, económicamente. Así las cosas, no le sobra el dinero ni para salarios, donde el máximo anual no llega a los 250.000 dólares, ni para la logística. Por eso, tiene dentro de sus reglas algunos puntos discutibles, que esta semana tomaron más estado público a partir de una decisión de la organización.

La WNBA multó con medio millón de dólares al New York Liberty por haber fletado aviones privados para hacer 5 viajes durante la pasada temporada, cuando eso solo puede hacerlo la Liga, en determinadas situaciones, sin beneficiar a un equipo. La regla existe y el equipo la violó, ciertamente, pero resulta extraño que se multe con una cifra récord (rebajada, porque la intención inicial era que fuera de 1 millón), porque un equipo quiere brindarle buenas condiciones de trabajo a sus empleados, en este caso el plantel de básquetbol.

Los dueños del Liberty son Joe y Clara Tsai, los mismos propietarios de Brooklyn Nets. El año pasado, en reuniones de la WNBA, habían ofrecido buscar un acuerdo para que los equipos se desplazaran en charters durante 3 años, pero al no tener apoyo, ni lo intentaron. Pero sí, a escondidas de alguna manera, pagaron 5 vuelos para el equipo, que verdaderamente no le dieron mucho beneficio deportivo, porque perdieron los 5 juegos. 

La cuestión es que esta semana se supo de la multa y explotó la polémica. ¿Se puede castigar a un dueño que busca mejorar la logística de su equipo? ¿Hay que frenar a los dueños ricos que pueden darle un salto de calidad a ese aspecto, o hay que quedarse con los que tienen menos recursos y no pueden ponerse a esa altura?

La WNBA está en un momento donde debe definir para dónde va, porque a diferencia de la NBA, no es la liga más poderosa en lo económico. Europa paga más. Y eso hace que para casi ninguna jugadora importante sea "un sueño" llegar allí. Y medidas como estas alejan a los que tienen el dinero para hacerla crecer.