Liga Federal

Daniel y Julián Aréjula, padre e hijo conectados por el básquet y River

20:19 22/05/2024 | El conjunto Millonario cuenta en su plantel de Liga Federal con el hijo de aquel escolta juninense que brillara en la década de 1980 en los inicios de la Liga Nacional.

River y la familia Aréjula volvieron a unir sus caminos en el básquet

River, como en los últimos años, es uno de los grandes protagonistas de la Liga Federal, siempre con el sueño de volver a una Liga Nacional que lo tuvo en varios momentos como gran protagonista. Y un apellido que se repite de los comienzos en la década de 1980 y la actualidad es el de Aréjula.

Todos los que pelen canas y sean fanáticos tanto del Millonario como del básquet conocerán el nombre de un Daniel Aréjula que brilló junto a un equipo que tenía a Tatote Pagella, Héctor Haile, Marcelo Duffy, entre tantos otros. Y ahora hace tres años es parte su hijo Julián en el equipo que disputa los playoffs de la actual temporada del Federal.

Daniel, una leyenda del básquet riverplatense

En charla con Básquet Plus, el exescolta juninense recordó su llegada y primeros años en Núñez: “En esa época, cuando estaba en Los Indios, no había nada y los pases se pagaban. Por lo general la mayoría de los equipos de Capital buscaban armarse con jugadores del interior y a los clubes formadores trataban de darles un resarcimiento. Pero pasaba a ser jugador de River, no era que firmaba contrato. Un año antes me había venido a buscar Ferro, que me invitó a una gira de 45 días por Europa con la idea de engancharme, y le dije que no porque quería quedarme un año más en Junín, tenía 19 años y empecé a estudiar Educación Física en Lincoln. En River estaba Tatote (Pagella), que me dio las referencias de lo que era el básquet ahí. En Capital eran muy fuertes River, Obras, Ferro, Gimnasia de La Plata y Lanús los que acaparaban los jugadores que surgían del interior y se los iban llevando”.

A su vez, aprovechó para remarcar que “River quedó en la camada que se formó, no solo en mí, muy ligado a la gente y dentro del básquet general por el estilo que jugábamos, había muy buena química. Fue cambiando, apareció el acuerdo de pases, dejó de ser negocio ir a jugar amistosos al interior y cobrar, Ferro y River pasamos a ser los que nos repartíamos los torneos. Así hasta el 86-87 que apareció Atenas, Ferro se armó con americanos muy buenos, y después por distintos motivos River se fue desarmando el equipo por decisiones. Estuve desde el 81 al 87”.

Con el Millonario fue finalista de la Liga de Transición de 1984, cayendo ante San Andrés y siendo gran protagonista hasta su salida hacia Ferro.

En cuanto al mundo River, Daniel analizó: “El primer año me sorprendió, pero tenía a Tatote que se iba adelantando a sorpresas mías, pero pasó a ser mi casa y así lo sentíamos todos. Pero nosotros no jugamos de local porque el Microestadio estaba en obras todavía. Yo jugué un solo año de local, jugamos en el estadio viejo en 1981 y después empezamos a rotar por Obras, Ferro, regalando siempre la localía. Igual tuvimos una gran identificación con el club. Donde jugábamos siempre había mucha gente”.

Y remarcó su emoción por el recuerdo que tiene el hincha con él: “Ahora que Julián está ahí cuando voy a los partidos se me acerca gente que me dice que me veía, que iba a la cancha, y es hermoso. El hecho de haber vuelto al club, charlar con mucha gente que sigue de la época que yo estaba”.

Julián, tras los pasos de su padre

Formado en Los Indios de Junín como Daniel, el joven es parte de River, pero también estudia. En este contexto, el padre analizó al hijo: “Él es un chico que siempre fue creciendo desde que empezó a tomárselo en serio y a tener pasión por el deporte. Cuando llegó tuvo que crecer físicamente porque le costaba y ahora está dentro del equipo del Federal con 19 años, tiene mucho por crecer. No es lo mismo cuando uno se dedica full time y vive de eso, pero lo importante es que todos los años fue creciendo e incorporándole cosas a su juego”.

Y también remarcó que “Tiene muy poco de mí. Es base, defiende como un caballo, algo que yo hacía bien pero no tanto porque mi función era otra. El juego mío era muy vertical, de correr, de transición, entonces yo estaba siempre defendiendo al base en primera línea”.

Además, el hijo también se diferenció: “En base a lo que me contaron y pude ver, siento que tenemos estilos de juegos distintos. igualmente, siempre trato de incorporar cualquier recomendaciones o correcciones que él me va marcando en el juego”. Por último, Julián mostró su orgullo por lo que fue su padre en River: “Me pone muy contento, ya que el hecho de que haya gente que todavía lo recuerde y que cuando lo ve se acerque a saludarlo, habla bien de lo que él fue tanto como jugador y como persona, y estoy orgulloso de eso”.

Alejandro Malky / [email protected]
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