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La temporada 2024-25 de Philadelphia 76ers promete ser una de las más importantes en la historia reciente de la franquicia. Tras años de construir en torno a Joel Embiid, el MVP vigente, el equipo ha reestructurado su plantel en busca de un título que no consiguen desde 1983. Los Sixers se han quedado cortos en sus aspiraciones, cayendo en múltiples ocasiones antes de las Finales de Conferencia. Esta vez, con la llegada de Paul George y un profundo recambio en la plantilla, las expectativas han vuelto a dispararse.

El fichaje de Paul George, uno de los movimientos más importantes del verano, añade a la ecuación un tercer pilar de All-Star junto a Embiid y Tyrese Maxey. George, con su experiencia y capacidad de anotación, le da a los Sixers una dimensión que no habían tenido en años anteriores. Este trío puede ser el mejor que ha visto la franquicia desde los días de Julius Erving y Charles Barkley. Sin embargo, la incógnita sigue siendo la salud de Embiid. A lo largo de su carrera, el pívot ha lidiado con múltiples lesiones que lo han dejado fuera en momentos cruciales, y la franquicia se enfrenta a la realidad de que su estrella podría estar jugando con tiempo prestado.

El equipo también ha fortalecido su banca con jugadores veteranos como Andre Drummond, Caleb Martin y Eric Gordon, además de promesas como Jared McCain y Guerschon Yabusele, quienes impresionaron en la NCAA y los Juegos Olímpicos, respectivamente. La profundidad del roster debería dar a los Sixers el soporte necesario para una larga temporada regular, aunque todo dependerá de cómo encajen estas piezas y si logran mantenerse sanos. Con 30 años, Embiid se acerca a una etapa crítica de su carrera, donde ganar un título definirá su legado.

Una vez más, la pregunta clave será si el equipo puede superar la barrera psicológica y física que los ha detenido en años anteriores. A pesar de los nuevos nombres y del cambio en la dirección técnica, los Sixers aún deberán demostrar que tienen lo necesario para derrotar a equipos como los Celtics y los Knicks en el Este. El objetivo ya no es solo competir, sino finalmente llegar a lo más alto. El éxito de la temporada podría definirse por la química que George desarrolle con sus compañeros y cómo el cuerpo técnico maneje la carga física de Embiid.

La presión está al máximo. Si bien las adiciones de este verano ofrecen esperanzas renovadas, el margen de error es mínimo. Cualquier cosa menos que una final de conferencia será vista como un fracaso rotundo. Para Embiid y los Sixers, el momento de "El Proceso" ha llegado a su punto de quiebre: o ganan, o se arriesgan a ver este proyecto desmoronarse definitivamente