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Después de lograr el oro en Atenas 2004, Manu Ginóbili quiso llevarse algo más que la medalla histórica con Argentina. En este contexto quiso llevarse la pelota, que finalmente no pudo porque se perdió de maneras misteriosas.

Algunos decían que la tenía un compañero suyo de aquel seleccionado, otros decían que, al volver de los festejos, con un par de tragos de más, dos de los integrantes del equipo decidieron darle a la pelota una patada tan potente que terminó esfumándose de la Villa Olímpica. "Nunca pido nada, ni una camiseta del rival, ni me llevo la red cuando consigo un título, pero esa vez era especial", le dijo Ginóbili a un periodista de La Nación. 

Y en este contexto, Andrés Nocioni en su biografía Historia de un Guerrero recordó: “Me acuerdo que lo abracé a Hugo, que no había salido con nosotros, le dí un beso y me sacó de encima porque estaba durmiendo. Si agarré la pelota de Manu y le pegué un patadón por la ventana, como aparentemente hice, según Hugo, no me acuerdo. Es algo que nunca se va a poder corroborar. No sé. Estábamos un poco borrachos, así que no estoy seguro”. Para el mismo libro, Manu contó: “Lo de la pelota ni hace falta que me la blanquee. No me lo dijo nunca. Me enteré como dos meses después. Yo me había quedado con la pelota porque vino un tipo y me la dio a cambio de una camiseta. No soy de juntar souvenires. No me afecta lo de la pelota, al contrario, porque en el 2008 Carlitos Delfino fue y me la regaló, así que suplantó lo que pasó con Chapu. Me dolió mucho más que me abandonaran en el estadio”.

En Podemos Hablar, Chapu recordó: “Estábamos de festejo y uno hace cosas raras. Entré a su habitación desapareció la pelota de la final. Yo no me acuerdo. Según testigos patee la pelota por el balcón (risas).

Pero con el tiempo se supo un poco más, con el jefe de equipo, Ale Cassettai, apareciendo con la segunda pelota de la definición ante Italia. En la película reset contó: “ “Cuando estoy en la cancha estaban la pelota del juego, que la agarró un señor petiso, y otra que estaba en la de la mesa de control”, comentó el jefe de equipo. 

“Le digo que quería una pelota y él me dijo: “No, no. Si me das la camiseta de juego de Manu te la doy”. Me voy al vestuario y le digo a Manu que si me daba la camiseta se llevaba la pelota del partido. Me dijo que sí, entonces voy le entrego la camiseta y me da las dos bolas”, siguió Cassettai.   

“Como él estaba en el doping le pregunté qué hacía con la pelota y Manu me dijo que se la deje en la cama. Y yo la dejé. Y la otra es esta", confesó Alejandro mientras les mostraba la oculta naranja a Hugo Sconochini y a Fabricio Oberto.  

Un misterio que sigue sin resolverse en la GD, pero que en Beijing 2008 y en Río 2016 se subsanó de alguna manera. Es que Carlos Delfino, uno de los protagonistas de aquel grupo que perdió la bola en Grecia, le regaló la pelota después del partido por el tercer puesto ante Lituania: “Hermoso gesto del cabezón. Porque es algo que lo pensó. Es uno de los gestos más lindos que me dieron en una cancha” contó Manu. Ya en Brasil, en su último juego, Manu se quedó con el balón del partido ante Estados Unidos, que marcó su última vez con Argentina.

Alejandro Malky / [email protected]
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