Diego García Pena, argentino made in Uruguay
18:03 31/03/2022 | Cruzó el charco en busca de un camino, soñando con una carrera y dos años después la vida lo encontró tomando un café con Rubén Magnano, convocándolo a la selección.
Las vueltas de la vida son impredecibles, en un momento podes estar atrapado mentalmente, replanteándote todo lo que soñaste para tu carrera y luego un cambio de rumbo, un “a ver que pasa” en otro lado, termina dándote la puerta hacia lo que estabas buscando. Diego García Pena, tenía todo para ser un gran jugador en Argentina, con formativas en la selección, pero no pudo y Uruguay es hoy su lugar en el mundo basquetbolístico.
La abuela Pelusa fue la excusa para empezar esta aventura en el Uruguay, dado que tras enviudar decidió irse a Buenos Aires, pero extrañando su país, entonces Diego decidió darle una mano e intentar conseguir un club en el país vecino para poder traerla de nuevo a su tierra y hacerle compañía. Ese plan se puso en marcha y cuando se reactivo la liga en modo burbuja llegó el tan ansiado llamado desde Biguá y poco quedó para la duda, el sí fue al instante.
“Si tenía el objetivo de venirme a Uruguay, más que nada por un tema que mi abuela había quedado sola y se quería ir a vivir a argentina y yo quería que esté en su casa”,explicó Diego pudiendo cumplir la parte de la vuelta de su abuela, un año y medio después de arribo a tierras charrúas y hoy disfruta de estar cerca de ella en todo lo que necesita.
Hijo de padre y madre uruguayos, Diego fue en busca de la documentación de ese país para poder jugar como naturalizado, comenzando con ese trámite en el 2019 y una vez conseguida la ciudadanía, todo quedaba en manos de su agente Jesus Rostan para ver si surgía alguna oferta de algún equipo, sin imaginar que casi dos años después de ese inicio iba a estar debutando para la Celeste en la Eliminatorias para la Copa del Mundo 2023, pero eso será otro capítulo de esta historia.
Monte Grande, el lugar que lo motivó y lo conectó con su amor por el básquet
García Pena es oriundo de Monte Grande y en el Club Atlético Monte Grande dio sus primeros pasos con el baloncesto, donde todo era pura diversión.
“Empecé a jugar al básquet más o menos por el 2002 en el Club Atlético Monte Grande , tuve mi primer año de escuelita , después de eso como todo niño chico no sabe bien que le gusta , me fui a jugar un año al futbol 5 , pero no me costó mucho darme cuenta que no era para mí el fútbol (risas). Eso fue en el 2003 y en el transcurso de Atenas 2004, tengo recuerdos de ponerme a ver partidos de Argentina bien concentrado y a partir de ahí no deje nunca más el básquet, mi hermano del medio me había armado un aro en el fondo de casa y estaba tirando todos los días”, recordó.
En la zona sur del conurbano, en los torneos de FeBAMBA (Federación de Capital Federal y Gran Buenos Aires en Argentina), Lanús es uno de los clubes top, aquel que siempre compite al máximo nivel y que siempre está reclutando jugadores con talento para trabajarlos y de paso ser protagonista en buen nivel con sus formativas. Diego un día fue a ver un partido de Liga y terminó casi que convencido para jugar en Lanús.
“En mi segundo año de mini básquet , estaba Manuel Anglese de entrenador (hoy coach de Zárate en la Liga Argentina) y al año siguiente el pasa a las formativas a Lanús .Mi amigo Guido Paternó se fue a Lanús hacer las inferiores allá y un día me invitan a ver un partido de liga , no recuerdo bien cuál era , pero al llegar al club me encuentro con Manu. Nos pusimos a charlar y me dice ‘¿Tenes ganas de entrenar?’. Obviamente yo con toda la ropa de básquet puesta dije que sí y entrenamos unas horas con los Pre infantiles y al terminar la práctica el me pregunta que si me había gustado si tenía ganas de irme para ahí, que él iba hablar con mi madre y todo. Así fue que comenzaron mis siete años en Lanús”.
El Granate ya estaba muy bien instalado en la Liga Nacional, era protagonista, por lo que sus jugadores de cantera tenían hacia donde apuntar en cuanto a espejos y Diego fue evolucionando tanto que llegó a estar en procesos de Selección Argentina tanto en U15 como en U17.
“Tuve la suerte de entrenar con los monstruos que tenía Lanús en la Liga, siempre aprendiendo del lugar de joven que le toca a cada uno, escuchando y aprendiendo. La etapa de la selección fue Sub 15 y Sub 17, muy lindas experiencias. Uno de chico siempre tiene esos sueños de pisar selección y algo, pero por lo general siempre están muy lejos, a mí se me dio esa oportunidad y aproveché al máximo esas experiencias y las disfruté. Tuve la suerte de jugar dos Sudamericanos y salir campeón con Argentina, uno le ganamos a Brasil la final y el otro a Uruguay de local en Salto”.
Pecados de juventud y el club de la infancia al rescate
A veces el talento que se tiene de joven para practicar un deporte, tiene que ir de la mano con entender el lugar en el que se está y sobre todo trabajar a conciencia, escuchando y como dicen muchos entrenadores “siendo esponjas”, para entender el juego y mejorar. Sin embargo por contexto u otras cuestiones por fuera de la cancha, en muchos casos el talento se diluye y el jugador comienza a hacerse a un costado del camino. A Diego García Pena le pasaron cosas de estas y cuando se esperaba una explosión de su juego, esto último no llegó nunca en Argentina.
“Yo creo que hechos puntuales no hay, creo que son momentos en la etapa de cada persona, fui pasando bueno y malos momentos en lo deportivo llevándolo a lo personal y en todo ese transcurso fui encontrando mi lugar. Soy partícipe de que las cosas tienen que pasar, así uno va aprendiendo para ir corrigiendo todos los errores que quizá uno al ser joven piensa que no tiene nada por corregir. Por un lado agradezco todo lo que me fue pasando y por otro, obviamente con el diario del lunes, me hubiera encantado poder corregirlo, pero creo que tenía que pasarme así y fui aprendiendo de todos mis errores”.
Tras unos pasos poco furtivos en sus primeras salidas como profesional, luego de irse de Lanús, Diego decidió volver a sus raíces para reencontrarse y jugar un torneo profesional con el Club Atlético Monte Grande. Se dio el gusto de disputar la Liga Metropolitana en el 2018 con la institución y desde allí recuperar la pasión y el amor por el baloncesto, al mismo tiempo que enfocarse para volver a ser profesional.
“Volver a casa también fue divino, volver al club donde empecé a jugar estuvo bien, fue algo hermoso sentirse parte de un proyecto de algo lindo para la institución. Creo que volver a casa fue empezar de cero, dejar el pasado atrás y mirar para adelante , el camino que estaba teniendo antes de volver a Monte Grande no era el que me iba a llevar algún lugar, así que empecé de cero enfocándome en todo lo que había pasado, tenerlo presente y corregirlo en todo momento”.
Uruguay la tierra prometida y con sorpresa
“La verdad nunca me imaginé que cuatro años después de haber vuelto a Monte Grande, hoy esté pasando todo esto, siempre me puse objetivos a corto plazo y traté de siempre ir cumpliendo de a poco todo lo que me proponía, en lo individual como en lo grupal”,aseguró Diego sobre su momento con Bigúa en la liga uruguaya y ahora también con la selección.
En las últimas ventanas, García Pena fue habilitado para jugar en la Celeste e hizo su debut en la derrota ante Brasil, pero la notoriedad del caso es que allí está siendo dirigido por Rubén Magnano, el entrenador oro olímpico con Argentina, aquel equipo que motorizó la pasión por el básquet para Diego..
“La verdad es difícil de caer de todo esto aún, son cosas que uno nunca se imagina, un martes a las cuatro de la tarde estar tomando un café con ese maestro. Son cosas que pasan muy pocas veces, es increíble para mí todo esto”.
En cuanto a su momento en el baloncesto uruguayo, el alero ex Deportivo Viedma explicó: “Al básquet uruguayo me estoy acomodando todo el tiempo , es una liga con muy buenos extranjeros, ex NBA, ex Europa , jugadores de muy buen calibre.Tuve la suerte de llegar a una institución de clase A como lo es Biguá y eso hizo todo más fácil”.
Diego Maradona en su historia y un deseo por cumplir
El número que lleva cada jugador en su equipo, es algo que lo representa y para Diego el 25 es un número conectado con dos momentos, uno de su vida propia y otro con el ídolo nacional de su país.
“Elegí el 25 porqué fue el día que se murió el diegote Maradona, un 25 de noviembre del 2020 y ese día a la tarde recibí el llamado para venirme a Uruguay”, argumentó.
La Liga Nacional Argentina es una cuenta pendiente aún, todavía no pudo jugarla y no descarta en un futuro buscar tener una chance allí: “La verdad siempre estoy abierto a escuchar ofertas de Argentina, es una liga muy fuerte y es como una deuda y ganas pendientes de poder disputarla”.
Con las cosas en su lugar, la abuela Pelu cerca y la felicidad de haber encontrado el camino, Diego García Pena vive en Uruguay la felicidad de pertenecer y eso es mucho más de lo que se puede pedir.
Mauro Osores / [email protected]
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