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Luca Vildoza tiene un perfil de hombre tranquilo, más bien callado dentro de un grupo, familiero y muy amante de los animales. Si bien su carácter fuerte para jugar está presente en cada acción que toma jugando, por fuera de la cancha el gesto adusto, tímido a veces, es lo que más sobresale. Sin embargo, cuando niño, la cuestión estaba en las antípodas de lo que se ve ahora y el propio Luca lo aseveró en una charla con Juan Pablo Varsky para JPV Podcast.

El periodista estaba dateado de su genio en su adolescencia y le consultó sin miramientos: “¿Eras insoportable de chico?” y Vildoza sin titubear le dijo: “Si señor, lo admito”.

Entonces ahondado más en el tema JPV, le consultó cuánto le llevó admitirlo o el momento donde hizo el click para dejar de ser de esa manera en aquella etapa de suma adolescencia y hormonal. “Mi viejo me hacía darme cuenta, en el momento no lo percibía. Era chico, era caprichoso, discutía todo el tiempo, el típico al que no salía una y pateaba un banco o un bidón y empapaba a todos”, argumentó Luca para aseverar que su lucha contra ese carácter existió.

El instante donde se le aclaró la cuestión o al menos se dio cuenta que estaba yendo por el camino equivocado fue por un comentario de Enrique Tolcachier, de quien nunca lo escuchó pero al parecer era un rumor fuerte que se propagaba por las paredes de la concentración de aquel entonces seleccionado U16

“Creo que eso cambió cuando llegué a la selección U16 o U17 estaba Tolcachier y no fue un comentario directo hacía a mí, sino que fue un comentario que se rumoreaba que él pensaba que yo era caprichoso, que no me importaba nada, que no respetaba a nadie y el escuchar eso que venía de un entrenador de la selección nacional me chocó mucho”, rememoró el armador.

Y luego agregó: “Desde ese momento hubo un cambio en mi carrera que realmente me ayudó a seguir por el buen camino. Si bien a veces se me sale un poco la cadena, siempre buscó volver a la línea lo más rápido posible”.

Para cerrar el tema, Juan Pablo lo indagó por las decisiones que había tomado o que ayuda había necesitado para superar esa cuestión y lejos de esquivar el tema detalló: “Contenerme, porque realmente me salía de adentro el querer discutir o querer pegarle una patada a la pelota. Finalmente entre mi intento por hacerlo más y la ayuda de mis viejos pude superarlo. Cada vez que yo hacía una de esas sentía que les daba vergüenza y no estaba bueno eso, ver a su hijo haciendo eso. Desde ese momento intenté cambiarlo y lo tuve que cambiar”.

Una linda reflexión de Luca para los jóvenes que están empezando y que se ven cada sábado en los clubes de barrios, se puede jugar bien o mal, ser un crack o uno de rol, pero lo que no se puede ser es irrespetuoso. Vildoza lo aprendió y lo compartió en una charla casi de café con Varsky, demostrando que siempre se puede dar un paso en el profesionalismo y ahora es contando vivencias propias para ayudar a los más chicos.

Mauro Osores / [email protected]
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