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El Viejo Ramírez era una fiesta. Pacífico y Atlético Regina se disputaban el título de la categoría U15 de la Asociación de básquet del Alto Valle. El partido era sumamente parejo y sobre el parquet del Decano sumaban experiencia los jóvenes talentos de la región. Pero la tribuna era el contraste, porque los adultos generaban un clima hostil y cuando terminó el encuentro dejaron una imagen repudiable y vergonzosa.

Era el segundo juego de la serie final en Infantiles. El Albo se había adelantado con una victoria en Villa Regina y viajó a Neuquén en busca de la corona. La definición era vibrante, desde las veredas del club capitalino se podía escuchar el aliento del público, pero lamentablemente, en los minutos finales, se convirtió en algo que no tiene nada que ver con lo deportivo.

Parte de la parcialidad del club reginense descontextualizó el acontecimiento basquetbolístico. Dos equipos integrados por adolescentes de 15 años o menos, protagonizaban un partidazo, digno de una final, pero los adultos desde las tribunas se expresaron de forma violenta. Incluso, uno de los árbitros expulsó a un padre por su penoso comportamiento.

Pero lo peor llegó al final. Regina logró ganar el segundo partido y desde la hinchada visitante invadieron la cancha y luego agredieron al entrenador del equipo decano, Mauro Isaurralde.

El campo de juego se llenó de personas que nada tenían que hacer allí, ya que los protagonistas eran los jugadores. En ese tumulto de gente, surgió un intercambio de palabras entre el entrenador y otras personas y luego comenzaron los golpes, a los que se fueron sumando otros agresores y la discusión pasó a mayores.

La imagen que dejaron los adultos fue lamentable. Los jugadores de ambos equipos, unos tristes por la derrota, otros con la alegría contenida porque no podían festejar, miraban la escena estupefactos. Por suerte, hubo personas con la racionalidad para detener el enfrentamiento que pudo ser realmente grave.

Pero no todo terminó allí. Una vez que se calmaron las aguas entre los violentos, la parcialidad de Regina no abandonaba el campo de juego y los jugadores se subieron a los aros para cortar redes, como tradicionalmente ocurre el básquet. El problema es que luego se jugaba el primer partido de semifinales del torneo Integración femenino de Primera División.

Las mismas jugadoras se acercaron a pedir que no quiten las redes y también recibieron agresiones de los adultos del conjunto rionegrino. Hasta que el árbitro tuvo que insistir varias veces para que desistan de concretar el corte de redes y ayuden a bajar a los jugadores.

Este domingo, el Club Pacífico público un comunicado en el que repudió los actos violentos y además decidió dejar de participar del certamen organizado por la Asociación del Alto Valle, ya que acusó constantes agresiones por parte del club reginense.

“Como es de público conocimiento, los seguidores/padres de Club Atlético Regina, a lo largo de los años, sea el partido que sea, contra el equipo que sea, en la cancha que sea y el torneo que sea, ellos cometen estos actos”, expresa el comunicado.

Además, informaron sobre la baja en la competencia rionegrina: “Dado todos estos hechos vividos y sufridos, anunciamos que no continuaremos jugando, ni volveremos a jugar, el Torneo Alto Valle organizado por la Asociación de básquet del Alto Valle”.