Campazzo de titular en playoffs: un balance de su rendimiento en Denver
09:25 05/06/2021 | El de los Nuggets intercambió buenas con no tantas, pero siempre dejó su impronta: asistencias y agresiva defensa. Una revisión de su caso.
Santiago, o el viejo. 84 días sin pescar nada y una sequía que culmina cuando el protagonista decide irse al mar a conseguir algún pez. Va y roza la locura en el intento. Habla consigo mismo, quiere finiquitar su pesimismo y mala racha con el premio gordo.
Como en aquella novela de Ernest Hemingway, Facundo Campazzo se fue al océano en busca de su próxima aventura. No venía sin pescar nada, llevaba 26 títulos en su carrera y había sido multicampeón en el Real Madrid antes de partir.
Así y todo, la adaptación fue la misma. Gritaba solo por fastidio, parecía incómodo y condenado a un rol secundario en sus primeros partidos.
Sin embargo, luchó como el viejo en el mar y buscó su pez en cada juego. Lo logró, llegó a playoffs siendo titular y terminó siendo uno de los puntos más sólidos de Denver en defensa, con algunas luchas de irregularidad en ataque.
Su balance en el debut en la postemporada fue más que positivo, especialmente por el margen de mejora que quedó pendiente, especialmente en el costado ofensivo. Partiendo desde esa zona, el argentino marcó 8, 12, 11, 12, 3 y 10 puntos en la serie ante Portland.
¿Cómo llegaron esos tantos? Bajo un 16,1% de uso y un PER de 14,6, empezó muy bien la llave desde la larga distancia, convirtiendo 2/3 en el primer juego y 2/4 en el segundo, liquidando desde los codos y el eje, en los lugares en los que le había costado en la temporada regular.
Lamentablemente, después tiró 2/6, 2/7, 0/2 y 1/4 en la tercera dimensión y fue el lugar en el que más luchó, como así en los tiros de campo, de dos puntos y de tres puntos, con medias de 34,6% (35,2% en la regular), 41,2% (44,4%) y 34,6% (35,2%) respectivamente.
Al igual que con los triples, en las penetraciones el cordobés empezó muy bien y luego fue intercambiando buenas con luchadas presentaciones. Mantuvo un 6/14 en el área restringida y falló sus dos intentos en la llave. A su vez, anotó el único lanzamiento que probó de media distancia y convirtió 1/2 en sus triples desde la esquina derecha y 2/3 desde la izquierda.
Es normal que por la distancia desde las esquinas Campazzo se sienta más cómodo desde esa zona, a pesar de que había lanzado bien desde el eje y los codos en los primeros encuentros. Allí, el base se quedó en un 6/21 al finalizar la serie.
Pero, no todo fue irregularidad y Campazzo se alimentó de su gran virtud: su capacidad de asistir. Llevó la pelota con más frecuencia y fomentó la circulación ante la propuesta de Portland de cortarle a Nikola Jokic las líneas de pase para que no pueda hacer jugar a sus compañeros.
Por este motivo el argentino fue, con Monte Morris, uno de los principales facilitadores. Posee una gran diferenciación mecánica (unión de muchas cualidades físicas y cognitivas) para encontrar a sus compañeros y un talento en el pase para ejecutar.
¿Se acuerdan de las asistencias potenciales? Campazzo siguió siendo uno de los mejores en la materia en playoffs, con 8,8 de promedio. Además, fue el segundo más importante de los Nuggets en entregas, con 5,2 de promedio y 31 en total.
Por otro lado, se quedó algo que le permitió hacerse un hueco en los Nuggets y la NBA: la defensa. Tras ese primer juego en el que Lillard hizo estragos, Malone explotó al cordobés en el lado débil o las ayudas, defendiendo a escoltas de mayor tamaño que perdieron los estribos con la marca del exjugador de Peñarol.
Pudo agacharse, molestar con las manos, desplazarse con celeridad y esa gran diferenciación, que le da la chance de tener ajustes finos de motricidad, precisos al 100% y combinando reacción, potencia y fuerza acíclica.
Por ejemplo, y exceptuando a Lillard (36 puntos en 68,4 posesiones parciales), le hizo la vida difícil a Norman Powell y CJ McCollum, sus dos principales marcas en la serie. El primero le anotó 20 puntos, pero apenas dio una asistencia, tuvo tres pérdidas, lanzó 7/16 de campo (43,8%) y 2/8 de tres (25,0%). Solo supo sacarle faltas, eso sí, anotando 4/5 allí.
CJ y un empujón sirvieron para reflejar el estado de ánimo del escolta. Lo hostigó constantemente Campazzo, permitiéndole 12 puntos en 34,7 posesiones parciales en las que lanzó 4/10 de campo (40,0%), 3/8 de tres (37,5%) y 1/2 en libres.
11 asignaciones, 11 jugadores a los que marcó en una sola serie. Primero, junto a otros tres compañeros, en victorias compartidas por su defensa (0,1) y robos (1,7 de promedio y 10 en total), segundo en valor sobre reemplazo (0,2), cuarto en box plus/minus defensivo (2,4) y sexto en rating defensivo en los Nuggets en playoffs (119), su aporte sigue siendo importante, a pesar de que en los últimos encuentros se mantuvo menos de 25 minutos en cancha (21:23 en el quinto y 23:09 en sexto).
“Cada día es un nuevo día. Es mejor tener suerte. Pero yo prefiero ser exacto. Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto”, dijo el viejo. Lo mismo para Campazzo y su osadía.
Morder, insistir, no dejar de luchar, poco a poco todo, de nuevo, se va a acomodar. A como dé lugar, con paciencia, agresividad y actitud a la gloria buscar. Que la duda no tenga cuando cantar.
Ignacio Miranda/ [email protected]
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