Basquetplus.com

Hablábamos luego de la derrota de Denver en el Juego 1 que sus problemas había sido varios, dos de ellos defensivos (uno general, el otro en el pick and roll de Lillard), y también en ataque, donde no había sido consistente, sobre todo con el tiro de tres puntos, y ni hablar en los 20 minutos finales, en los que se vio superado 59-36, dejando una muy mala imagen. 

Ya en la burbuja de Orlando el año pasado, si algo demostró el equipo de Malone fue capacidad de reacción ante la adversidad (levantó dos series 1-3), por lo que no sorprendió que metiera cambios tácticos y de energía en el segundo partido. Hubo algunos muy visibles: los perimetrales (Campazzo y Rivers), salieron mucho más verticales a atacar el aro, buscaron una defensa más agresiva, especialmente sobre Lillard, para que soltara el balón, y eso tuvo efectos en el rival, que de perder 6 pelotas en todo el Juego 1 pasó a 21, 8 entre Lillard y McCollum. 

Aunque lo más notorio desde lo táctico fue ubicar a Aaron Gordon sobre Lillard en la segunda mitad, molestando el tiro del base, que clavó 8 triples en la primera mitad, achicando una diferencia de 19 a 4 a 2 minutos del cierre del segundo cuarto, hubo también algunos cambios en la defensa del pick and roll, pero sobre todo más actitud. 

De todos modos, como dijimos también en el análisis del Juego 1, los Nuggets se motivan atacando, y como ayer le entraron los primeros tiros, eso los llevó también a defender mejor y a armar el círculo virtuoso, porque Jokic no estuvo tan solo, porque Porter tomó confianza en un momento clave del tercer cuarto, porque la banca le dio cosas, porque el equipo se mostró más largo y todos se sintieron importantes, caso Howard, que está teniendo minutos y protagonismo con su amenaza de tiro. Otro factor clave: la experiencia de Millsap, ausente en el primer choque, y muy presente en este segundo (15 puntos, 7 rebotes, 3 asistencias). 

En Portland, seguramente, la tercera batalla mostrará un tercer tipo de partido distinto. En los playoffs, los ajustes son permanentes y es difícil que alguien gane dos partidos seguidos con la misma fórmula. Ambos, además, tienen muchas variantes ofensivas, pero lo bueno es que ya todos están con espíritu de playoffs y el juego se puso más físico, algo que puede favorecer a Campazzo y los suyos.