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Todo empezó en New York, cuando Satiago Gotay vio a Peter John Ramos en un local de ropa en 1999. Lo que atrapó la atención del exjugador de básquet cual insecto en una telaraña fue la monstruosa altura del joven, quien apenas tenía 14 años, pero ya medía 2.13 metros. Inmediatamente, el veterano se contactó con Félix Rivera, dueño de los Criollos de Caguas, un equipo de la BSN de Puerto Rico. 

Rivera viajó personalmente a la Gran Manzana y le ofreció un contrato a pesar de que jamás lo había visto tener una naranja en sus manos. Llegó a Caguas, estudió en el Colegio Bautista y bajo la dirección de un entrenador llamado Leonel Arril aprendió los fundamentos más importantes del juego que estaba conociendo. 

En Caguas se mantuvo hasta el 2004 y después fue a probarse a la NBA, de la mano de los Wizards. La situación con Estados Unidos no funcionó, pero el gigantesco interno se labró una notable carrera en el básquet y hasta la temporada pasada se mantuvo activo. Peter John tenía contrato con los Leones de Ponce hasta 2020, pero apenas disputó tres partidos con el equipo y luego todo se paralizó por el Coronavirus. 

Hasta acá un repaso de su historia, pero qué es lo más atrapante de todo esto se preguntarán ustedes. Resulta que el boricua de pequeño no soñaba con ser jugador de básquet. Nació admirando a Andre The Giant y a The Big Show. Sus nombres seguramente no les sean conocidos. Son dos de los mejores peleadores de lucha libre de la historia, la disciplina que siempre cautivó a Ramos.

Peter quería estar en el cuadrilátero, golpearse con sus pares y derrotar a todos con su temerosa figura. Su ambición no tenía límites y estaba seguro que en algún momento de su vida cumpliría su quimera. Su plan primario era hacerlo cuando terminase su carrera como basquetbolista, pero el deseo pudo más el otoño pasado decidió no jugar a nivel internacional, quedándose en Puerto Rico para después debutar en la World Wrestling Council. 

¿Lo más inverosímil del relato? ¡Al comienzo fue árbitro! Trabajó mucho en medio de todo eso y finalmente pudo convertirse en un luchador de una facción llamada The Dynasty. El básquet quedó en la escena secundaria y todo se agravó cuando el pivote confirmó que no participaría de la burbuja de la BSN de esta temporada porque quería dedicarse a tiempo completo a su nuevo deporte. 

Peter John dejó todo en busca de una utopía en la que la noche se hizo día. No le importó ni su trayectoria ni un nuevo desafío como uno de los líderes de Leones. Su vida sigue siendo una lección y una muestra fehaciente de que el amor siempre puede más, aún cuando no lo esperás.  

Ignacio Miranda/ [email protected]
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